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TEMA 8. TEXTO Y LITERATURA EN LA ENSE�ANZA DE ELE

 

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1. LENGUA ESCRITA / LENGUA LITERARIA

 

Que un texto se escriba o no, no es condici�n para que exista la obra literaria. pero si recibe la escritura como consolidaci�n en cuanto texto �literario�, la relaci�n entre escritura y literatura es muy estrecha. por ello, en un primer momento, no es dif�cil vincular la literatura con la lengua escrita, aunque de inmediato pueda surgir la objeci�n de la existencia de la literatura folcl�rica, de transmisi�n oral.

Sin embargo, literatura y escritura no son t�rminos rec�procos; no se pueden identificar los rasgos de la lengua literaria con los de la lengua escrita. siguiendo a L�zaro Carreter (1976), los rasgos o recursos ling��sticos de la literatura se refieren a otra entidad: la lengua literal, que es aquella que est� destinada a ser reproducida en sus propios t�rminos. a este g�nero pertenece la lengua literaria y otro tipo de mensajes como, por ejemplo, los refranes. en este sentido, la lengua escrita ser�a solo un aspecto de la lengua literal. conviene, por tanto, no identificar lengua literal con lengua escrita, ya que existe tanto un lenguaje escrito no literal (las cartas familiares, por ejemplo) como manifestaciones no escritas del lenguaje literal.

Hecha est� clarificaci�n, la literatura ser�a una variedad de la lengua literal. este tipo gen�rico de lenguaje literal nos permite explicar muchos rasgos literarios y diferenciar caracter�sticas que lo separan del lenguaje fungible o no perdurable. ser�an �las palabras que no se lleva el viento�, acertada expresi�n con la que Acquaroni (2007) ha titulado un recomendable estudio sobre literatura y ense�anza de espa�ol como le/ l2. entre esas caracter�sticas del lenguaje literal que lo diferencian de las palabras que s� se lleva el viento, sin voluntad de permanencia, L�zaro Carreter se�ala, por ejemplo: la atenci�n especial que el emisor presta a la t�cnica de cifrar su discurso; su estructura est� sometida a un proyecto o composici�n, de ah� que posea un cierre previsto, una determinada extensi�n temporal y espacialmente limitada o que est� condicionado por la existencia de un g�nero. es algo, por tanto, vertebrado.

Estas aclaraciones nos permiten centrar el objeto de nuestro debate, si bien, como acertadamente planteaba Ohmann (1979), no puede preguntarse �qu� es lengua literaria? como una pregunta del mismo tipo de �qu� es un pent�metro y�mbico? no vamos a definir qu� es literatura y lenguaje literario, pues nos desviar�amos del camino de esta mesa redonda y entrar�amos en una encrucijada cuya superaci�n nos llevar�a a otro encuentro. para una buena sistematizaci�n contamos con estudios como los de Pozuelo Yvancos (1992 y 2000) o, desde otra ladera, con la breve pero �til introducci�n a la teor�a literaria, de Culler (2000).

Pero, con todo, quiz� la definici�n de Steiner, para quien literatura es el lenguaje liberado de su responsabilidad suprema de informaci�n, fuera de su utilidad inmediata, nos permita llegar a dos conclusiones importantes. en primer lugar, el texto literario, incluso aquel en el que predominan los contenidos o lo m�s informativo, se opone al lenguaje ordinario en que es prescindible o secundario. cuando Miguel Hern�ndez escribe su famosa �eleg�a a Ram�n Sij� o Lorca el �llanto por Ignacio S�nchez Mej�as�, no act�an por una demanda de informaci�n.

En segundo lugar, no estamos ante una lengua diferente, sino ante un uso ling��stico que actualiza determinadas posibilidades del sistema de la lengua. si partimos de que se trata de una modalidad de uso y no de otra lengua podemos deshacernos de la idea de desv�o y especificidad de lo literario, una idea que si bien ha sido superada con la crisis de la literalidad, a�n nubla muchas de las argumentaciones a la hora de dar cabida al texto literario en la ense�anza de e/le. en cualquier caso, sea lo que sea la lengua literaria, estamos de acuerdo en que los efectos se consiguen a trav�s de la mediaci�n del leguaje, y �sta y no otra es la materia de nuestra ense�anza.

 

2. �LITERATURA PARA APRENDER LENGUA O LITERATURA PARA APRENDER LITERATURA?

 

La pregunta as� formulada ya est� marcada por una disyuntiva y nos lleva a un planteamiento polarizado de importantes consecuencias did�cticas:

    En primer lugar, si la literatura s�lo se usa para aprender lengua, entonces podemos preguntarnos: �para qu� elegir un texto literario?, o mejor dicho, �por qu�?, �qu� motivo nos lleva a ello?, �es un adorno?, �es distendido?, �queda muy bien en nuestras clases des- pues de tanta gram�tica?, �es el azar el que nos ha llevado a �l para practicar determinados contenidos ling��sticos? pensemos, por ejemplo, en el famoso poema �ser y estar�, de Benedetti. este texto se ha usado tantas veces en los manuales de e/le que al final ha perdido su carga literaria. en realidad el poema ha actuado como pretexto, se ha banalizado.

Muchas veces el texto literario no funciona como literario, sino como soporte para otras exploraciones did�cticas. por ello, no le falta raz�n a Landero (1999), cuando afirma en �el gram�tico a palos�, que �si de lo que se trata es de ense�ar lengua, la verdad es que tanto da diseccionar una lira de fray luis como el eslogan de una marca de detergente o una receta gastron�mica, porque al fin y al cabo la cantidad de gram�tica y de semiolog�a que hay en esos mensajes viene a ser t�cnicamente m�s o menos la misma�.

    En segundo lugar, si s�lo se usa para aprender literatura, cabe precisar qu� se entiende por ello, pues a veces se corre el peligro de sacralizar el texto literario o bien relegarlo a cursos espec�ficos de literatura, enfocados m�s con planteamientos pensados para estudiantes nativos que para estudiantes de e/le. como bien se�ala Marta sanz (2006), el profesor parece olvidarse de la metodolog�a de lenguas extranjeras y reproduce modelos did�cticos que no se acercan a lo literario desde una perspectiva comunicativa y creativa.

    Por todo ello, habr�a que cambiar la o por una y, es decir, literatura para ambas cosas: para aprender lengua y literatura. si se plantea como una disyuntiva, la literatura no acaba de encontrar su sitio y en muchos casos la lengua tampoco. est� claro, como ya trataron estudios aplicados a la ense�anza del ingl�s como segunda lengua (Joanne Collie y Stephen Slater (1987); Alan Duff y Alan Maley (1990), por ejemplo) que podemos diferenciar, por un lado, entre el estudio de la literatura donde el texto es tratado como centro de inter�s en s� mismo, como obra est�tica y cultural; y, por otro, el uso de literatura como recurso en el aprendizaje de una l2, es decir, como recurso ling��stico y �lengua en uso�. pero tambi�n podemos pensar en un enfoque m�s integrador. es indudable que la literatura no s�lo ofrece grandes posibilidades did�cticas, sino que tiene la ventaja de acercar de forma simult�nea la lengua y la cultura del pa�s, algo que en �ltima instancia contribuye al desarrollo de la educaci�n intercultural del alumno y a mejorar su competencia comunicativa. sin perder de vista que estamos ense�ando un idioma, podemos hacerlo a trav�s de la literatura o ense�ar literatura como un componente m�s del idioma, ver, siguiendo a Sitman y Lerner (1996), el aprendizaje del lenguaje y la literatura como �dos aspectos de una misma actividad�.

    Umberto Eco (2001) dice que una de las funciones de la literatura en la vida individual y social es que �mantiene en ejercicio a la lengua�. por ello, en el campo de e/le lo deseable ser�a tratar de imbricar la lengua y la literatura, defender la conexi�n lengua- literatura como funci�n formativa y aprendizaje ling��stico-comunicativo. en suma, ver- lo como algo complementario: aprender lengua y aprender literatura.

 

2.1 �C�MO APRENDER LENGUA CON LA LITERATURA?

 

   A nuestro modo de ver aprender lengua con la literatura no es como una merienda campestre en la que se cogen casi al azar, aqu� y all� hierbecillas o florecitas. Decimos esto porque el texto literario no es s�lo un hecho ling��stico, es tambi�n la construcci�n de un mundo. si olvidamos esto, corremos el peligro de realizar las mismas pr�cticas que con otros textos. por ejemplo, con todas las buenas intenciones nos centramos en construir la competencia l�xica y gramatical con ejercicios que son vividos como ejercicios: �Y ahora la gram�tica�, �pon en pr�ctica el vocabulario�, etc.

    El texto literario sirve para leer, escribir, aprender los mecanismos de funciona- miento ling��stico y mucho m�s. es obvio que la lectura es la habilidad ling��stica que est� en constante actividad, pero da acceso al desarrollo de otros tipos de destrezas y conocimientos de orden ling��stico, comunicativo y cultural. por ello, habr�a que hallar nuevas formas de establecer la funci�n de aprendizaje ling��stico que la literatura es ca- paz de desarrollar. para ello tenemos que partir de una pregunta b�sica: �qu� queremos que sepan hacer mejor nuestros alumnos?, o en palabras de steiner (1990): �quienquiera que ense�e o interprete literatura debe preguntarse qu� pretende�.

    Lo que pretendemos nosotros ser�a lograr un aprendizaje ling��stico que articulara lectura, escritura y habla, donde se interrelacionara todo mediante una efervescencia de actividades. se tratar�a de un ir y venir de la lectura a la escritura, de lo escrito a lo oral. por supuesto, ser�a una labor integrada en los objetivos del curso: leer, escribir, hablar, interactuar, aprender sobre cultura, es decir, un trabajo que conectara las capacidades de recepci�n y producci�n. lograr, en suma, una interrelaci�n de saberes, conocimientos, vivencias culturales y de integrar los saberes que componen la competencia ling��stica y literaria. en definitiva, integrar competencias como un continuum.

    Somos conscientes de la complejidad de nuestro prop�sito, pero por ah� creemos que deber�a ir la investigaci�n en este campo. De hecho publicaciones recientes como, por ejemplo, la de Diego santos (2010), centrada en el uso del teatro para la ense�anza de lenguas, abogan por buscar puntos de intersecci�n entre la competencia verbal, no verbal y cultural. Y para ello hay que entender el texto literario como un veh�culo de co- municaci�n y no como mero soporte discursivo para mostrar determinadas estructuras ling��sticas.

 

2.2 �QU� LENGUA APRENDER CON LA LITERATURA?

    Sin duda, toda la lengua y la lengua aut�ntica. el texto literario, como muy bien defiende Mendoza Fillola (2004), es una muestra y un referente de potenciales usos (no un modelo para el uso), con incidencia en el conocimiento del c�digo escrito y tambi�n de la lengua oral. Lengua en uso, que permite crear contextos significativos para el aprendizaje y muestra de lengua, que puede ser aprovechada did�cticamente en todos y cada uno de los niveles de an�lisis ling��stico. sin embargo, creemos que la pregunta as� planteada puede llevarnos a dos presuposiciones: que una cosa es la lengua est�ndar y otra la literaria, y que es lengua escrita y por ello, diferente de la oral.

    Pero si la literatura es la �nica expresi�n art�stica que utiliza la lengua como materia prima, significa que el lenguaje literario comparte con el uso est�ndar un mismo sistema de signos que se rigen por la misma normativa. es una amplia parcela del len- guaje. no en vano Du Marsais dec�a que �en un d�a de mercado se oyen m�s figuras que en un d�a de sesi�n acad�mica�. la lengua literaria no est� necesariamente desligada de las formas y funciones del habla cotidiana. no podemos verla como una producci�n aparte, inusual y para exquisitos. por el contrario, en ella coexisten muestras de discurso coloquial junto a convenciones propias de los g�neros literarios.

    Tener esto claro nos permite romper con el argumento consabido de que es una lengua compleja, a una distancia infranqueable con respecto a la lengua que ense�amos.

    Desde este enfoque, el texto literario es una muestra de lengua tan apropiada como cualquier otro material textual aut�ntico. Y lo es aunque se tenga presente que el uso literario de la lengua, como ocurre con otros textos, es capaz, en palabras de Acquaroni (2007), de forzarla para que diga m�s de lo que dice, menos o llamar la atenci�n.

 

 

3. TEXTOS LITERARIOS Y NIVELES DE APRENDIZAJE

 

    Entre el profesorado hay una tendencia a mostrarse reticentes en el uso del texto literario en los primeros niveles. algo l�gico si aplicamos criterios cuantitativos, si pensamos en qu� nivel ling��stico posee el alumno. De ah� la tendencia a ubicarlos a partir de un a2 o de justificar su presencia sobre todo a partir de un nivel intermedio o cuando el alumno tiene una s�lida base ling��stica.

    En nuestra opini�n, en todos los niveles tiene cabida el texto literario, pero hay que aplicar criterios de lecturabilidad o grado de facilidad de lectura (l�xico, longitud de frases, densidad sem�ntica, etc.). por tanto, hay que revisar los criterios de selecci�n para que los textos sean adecuados para diferentes niveles de dominio. una propuesta metodol�gica como la de jos� jurado y Francisco zayas (2002) puede proporcionarnos pautas para orientarnos en nuestra selecci�n: libros que sean claros, atractivos, ricos; textos que revelen algo significativo a nuestros lectores, despierten su inter�s y las ganas de interactuar.

    Pero dicho as� es como no decir nada, pues uno de los eternos problemas a los que nos enfrentamos los profesores de e/le es: �qu� libro pongo? a veces centrarnos en lo meramente ling��stico, hace que seleccionemos libros tan simples que se caen de las ma- nos. por ello, habr�a que buscar un mar lo suficientemente rico para que nuestros alum- nos puedan nadar y no se ahoguen. pongamos un ejemplo: cuando unos estudiantes del �ltimo curso de nivel avanzado se enfrentaron a una de las narraciones de Los girasoles ciegos, de alberto M�ndez, mostraron su descontento m�s que justificado. el relato no se dejaba leer. Hab�a que ayudarles.

 

    Y es que hay que tener presente qu� significa leer en otra lengua, algo obvio pero que a veces se nos olvida cuando tenemos delante a nuestros estudiantes. como muy bien nos recuerda Daniel Cassany (2006) cuando leemos en una lengua extranjera s�lo accedemos a la parte visible del iceberg, ya que, a diferencia de la lectura en lengua materna, no tenemos tanta familiaridad con la sintaxis y el l�xico y ocupamos parte de la memoria en esas tareas. por ello, para la elaboraci�n de inferencias y la construcci�n del significado se dispone de menos recursos cognitivos. si ya es de por s� ingenuo pensar que se puede comprender todo, un hecho que se puede aplicar a la lectura actual en general, como plantea Cassany al anunciar el fin de la lectura �mono� (mono cultural, monoling�e), m�s ingenuo lo es no tener presente que cuando se propone un texto literario el estudiante de una l2 se enfrenta a �l con estrategias diferentes.

    Por todo ello, a la hora de seleccionar los textos literarios seg�n los niveles de aprendizaje se trata de pensar siguiendo a teresa Colomer (2005) en una escalera con barandilla: comprensible, con apoyos, que se vaya expandiendo, que suba. esto implica adem�s no ver el material de lectura como una sustancia neutra denominada textos.

    Sin duda, la clase de libros le�dos determina el tipo de lector, lo que no quiere decir que un buen corpus tenga que ser sin�nimo de las mejores obras, tambi�n pueden ser p�ldoras para dormir, como las novelas de aventuras lo eran para Benavente. se trata de buscar libros que apoyen su autoimagen positiva como lectores al sentirse capaces de leer libros m�s largos aunque su calidad sea menor. por ejemplo, en un nivel inter- medio los estudiantes leyeron Hermanas, de Josefina Aldecoa; a muchos no les gust� su argumento, ni su contenido, pero s� su escritura, la accesibilidad a la lengua literaria. en el Homenaje a Miguel Hern�ndez, una iniciativa de un grupo de profesores de lengua castellana, participaron alumnos de e/le de nivel b�sico e intermedio. todos leyeron poemas. claro que para ello hubo que hacer una selecci�n de acuerdo al grado de dificultad o en determinados casos fueron de la traducci�n en sus idiomas maternos al texto po�tico original.

 

 

4. LA ADAPTACI�N DE TEXTOS LITERARIOS POR NIVELES: �LENGUA O LITERATURA?

 

    Un asunto pol�mico y atractivo a la vez, de escaso consenso y que en nuestra opini�n depende de c�mo est�n adaptados los textos, depende, en fin, de la existencia de adaptaciones solventes por parte de autores de reconocida calidad literaria. una buena adaptaci�n que haga m�s accesible el texto (modernizar la lengua, abreviar el desarrollo, superar escollos ling��sticos, etc.), aunque sea otra cosa, no necesariamente deja de ser literatura.

 

    Adaptar es plantearse si es leg�timo o no la lecturabilidad de un texto y reflexionar sobre qu� hace ilegible un texto para determinados receptores. es un campo que puede relacionarse con el problema de las traducciones de textos literarios y dado que no podemos aprender todos los idiomas, podemos dar gracias de poder leer un sinf�n de obras que de otro modo no podr�amos leer. Y eso que somos muy conscientes de la traici�n de la traducci�n, de los sentidos que se pierden por el camino. por ello, el argumento de �la autenticidad�, no habr�a de ser sin�nimo de adaptaci�n como algo �falso�, puede ser �una imitaci�n que resulte aut�ntica�.

    Planteamos esta cuesti�n porque a veces en algunos manuales de e/le nos hemos topado con la descripci�n del D�mine cabra, del Busc�n de Quevedo, que resulta apabullante no por el texto en s�, sino por su tratamiento did�ctico. Surgen de inmediato algunas preguntas: �qu� se pretende con ese texto? �Repetir hasta la saciedad los mismos t�picos (el horror al vac�o, los conceptismos, etc.)? a pesar de las orientaciones did�cticas, la verdad es que no hemos visto una explotaci�n acorde a la altura del texto. esto nos recuerda a Un tal Lucas de Cort�zar, cuando para su primer d�a de clase elige una cr�nica taurina.

    Si hoy esta descripci�n de Quevedo resulta bastante ajena incluso para estudiantes de literatura en la universidad, m�s lo es para estudiantes extranjeros. la dificultad que torna ilegible una obra cl�sica tanto para lectores nativos como para lectores extranjeros, no s�lo reside en el lenguaje, sino tambi�n en el contexto y los contenidos. De ah� que sean necesarios estudios como los de P�rez parejo (2009) centrados en la descodificaci�n cultural de textos literarios para la clase de e/le.

    Eduardo Alonso (2009), profesor de literatura, escritor y buen adaptador, da una norma que puede ser muy �til: �tan literal como sea posible, tan libre como sea necesario�. ser�a algo as�, nos dice, como pedirle al peluquero un arreglo de pelo: ni rapado, ni crestas de Punkie, ni tinte ni cambio de imagen. adaptar el Quijote no es resumirlo, ni meter �morcillas�, sino entresacar lo esencial y actualizar el lenguaje, pero conservando su p�tina.

    Hay adaptaciones que efectivamente son lengua y no literatura. un ejemplo: El caballero de Olmedo prosificado. no porque est� en prosa, sino porque toda la magia verbal del teatro po�tico de esta pieza de Lope de Vega se ha evaporado. e igualmente hay adaptaciones muy respetuosas que son un tost�n. esto nos ha llevado a los cl�sicos, pero tambi�n es aplicable a cualquier otra �poca.

    Otra cuesti�n que podemos plantear: �es mejor una adaptaci�n por muy mala que sea a una lectura graduada de esas que circulan por ah�? �es preferible una literatura prefabricada como sucede a veces con muchas lecturas graduadas que lejos de crear mundos est�ticos y aut�nomos de significado son textos de encargo? junto a las innegables virtudes de las lecturas graduadas (enriquecer el proceso de aprendizaje del espa�ol en t�rminos ling��sticos y culturales), como por ejemplo se�alan Rosana Acquaroni (1996) o Ivonne Lerner (1999), tambi�n hay que mencionar sus defectos, como muy bien recoge M� Dolores Albaladejo (2007).

    A fin de cuentas, cabe tener presente que muchas de estas lecturas graduadas cuan- do son escritas como �ejercicios� de autores con vocaci�n de escritores y no por verdaderos escritores, carecen del valor est�tico y ling��stico que presenta una obra original, es decir, escrita como obra literaria sin m�s y no para ense�ar lengua. en muchas ocasiones estas lecturas resultan atemporales y carecen de valor cultural y social. si revisamos al azar algunos de estos libritos, en muchos de ellos el af�n de incluir un cierto tipo de estructuras ling��sticas ofrece un lenguaje distorsionado, alejado tanto del habla natural como de la escritura natural. asimismo los temas tratados suelen ser tan familiares que no conllevan un mensaje significativo, lo que hace perder el reto de extraer nueva informaci�n. los comentarios de los propios estudiantes son m�s que relevantes. para muchos en lugar de resultar motivador, es algo aburrido cuando no innecesario. a veces les resultan infantiles, libros �tontos�, y hasta un derroche si se tiene en cuenta el precio excesivo de algunos de ellos.

    Por todo ello, volvemos a nuestros interrogantes: �qu� textos literarios hay que seleccionar? �es m�s conveniente una literatura light, identificada con lo actual y lo moderno a un cl�sico que se suele asociar con lo antiguo, lo ilegible y lo desmotivador?

    �Tiene sentido la adaptaci�n de cl�sicos en ele? �es ileg�timo adaptar? y en ese caso, �ser�a mejor conservar el texto �ntegro pero repleto de llamadas y notas que interrumpen el proceso de lectura? pensemos, por ejemplo, en �el Quijote en el aula. crisol did�ctico para el encuentro de la lengua, la cultura y el discurso�, un proyecto encomiable, pero que inevitablemente ha de pasar por las anotaciones para hacer accesible el texto literario.

    Asimismo, se habla mucho de incorporar el texto literario en e/le, pero sobre todo entendido como fragmento y no obra completa. pensemos en uno de los parientes pobres de la literatura: el poemario. s� que se usa el poema, pero en contadas ocasiones un libro de poemas como lectura. Y lo mismo sucede con el fragmento teatral, por ejemplo. creemos que esto tambi�n ha de ser un motivo de reflexi�n.

    En resumen, una adaptaci�n puede resultar leg�tima cuando se trate de �una adaptaci�n literaria con finalidad literaria� y no de �harapos cosidos�, sirvi�ndonos de la expresi�n de Manuel Rivas; una operaci�n, pues, en la que se conjugue lo art�stico y lo did�ctico. surge entonces otra gran pregunta: ��qu� es literario?�. a lo que podemos responder, �literatura es lo que llamamos literatura� o como dec�a cela a prop�sito de la novela: la novela es novela cuando el autor as� lo quiere. que no sea posible delimitar con claridad las fronteras de lo literario no significa que sea algo ilusorio. asimismo el que sea dif�cil fijar una regla para discriminar la calidad de una obra no implica que sea algo arbitrario. el que hoy en los tiempos de la posmodernidad hayamos ganado en flexibilidad frente a lo dogm�tico, no significa que todo sea relativo.

    Esto quiz� nos ayude a superar aquella visi�n de dos mundos separados: el del fil�logo situado en el jard�n de la literatura y el del profesor de lengua, en toda una serie de lugares como la parada del autob�s o el bar, donde se piensa que la literatura no sirve de mucha ayuda. pero tambi�n nos permite recordar el papel fundamental que el Marco concede al profesor a la hora de integrar la literatura en la metodolog�a y en la actividad del aula de idiomas. De ah�, su funci�n relevante al plantearse qu� importancia concede a su propia �capacidad para la apreciaci�n est�tica de la literatura y su habilidad para ayudar al alumno a desarrollarla�.

    Nuestra tarea como profesores de e/le deber�a pasar primero por un verdadero autoan�lisis, que nos llevara a reflexionar sobre nuestra propia competencia literaria, o sobre las verdaderas razones tanto de la defensa del texto literario como de su condena. probablemente no sabemos ad�nde vamos exactamente por la senda actual del Texto y literatura en la ense�anza de E/LE, pero esto no significa que estemos ciegos. lo que s� est� claro es que es necesario seguir investigando, como hemos podido comprobar en este congreso.

 

 

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