CHINA:  CARACTER�STICAS SOCIOEDUCATIVAS Y CULTURALES 

Datos generales

 

Country Basic Data

Area (km2)

9 598 050

Population (2000)

1 275 133 000

Official name of the country

The People's Republic of China

Region

East Asia

Type of economy

Lower middle income

Gross Domestic Product per capita (2000)

US$ 866

Percentage of population below the national poverty line (1998)

4.6

Human Development Index, HDI (1999)

0.718

HDI rank out of 162 countries (1999)

87

 

 

Geograf�a

China es un Estado de Asia central y oriental. Limita con Corea del N, Rusia y Mongolia al N, los mares Amarillo, de la China oriental y de la China meridional al E, Vietnam, Laos, Birmania, India, But�n y Nepal al S y Afganist�n y Rusia al O. La capital es Pek�n.

Tras Rusia y Canad�, la Rep�blica Popular de China constituye el tercer estado m�s extenso del mundo. Su relieve se caracteriza por la importancia de sus cadenas monta�osas, tanto por su altitud, que aumenta hacia el O, como por su extensi�n, ya que ocupan 1/3 del total del territorio. Estructuralmente, el pa�s se divide en tres grandes regiones: la oriental, la sudoccidental y la noroccidental. La regi�n oriental presenta un relieve complejo: a lo largo de 2 500 km, desde la cuenca del Sichuan hasta el mar de la China oriental, se suceden amplios valles y cuencas (al NE), regiones accidentadas de altitud moderada (al O), colinas (al SE), y llanuras aluviales (al S).

La llanura del NE ocupa la regi�n hist�rica de Manchuria y se halla rodeada de monta�as antiguas: el gran Khingan en el O, el peque�o Khingan en el N, y los macizos de Changbai en el SE. Al O de esta amplia llanura se extienden regiones accidentadas, entre las que destacan las mesetas de Shanxi y Shenxi (1 200 m y 1 600 m), a ambos lados del r�o Amarillo. Esta zona, altamente erosionada, se halla cubierta de suelos de loess, material que fue transportado durante las glaciaciones por vientos procedentes de Mongolia.

Las colinas del SE presentan altitudes inferiores a los 2 000 m, culminando en los montes de Nanjing (1 922 m). Al O de Nanjing se encuentra un conjunto de tierras altas compuestas por materiales calizos: las mesetas de Yunnan y Guizhou. Aunque en general su altitud es inferior a los 2 000 m, los montes Dieqiang, al O, superan los 3 680 m.

En el S se halla una gran llanura aluvial que ocupa el territorio que se extiende desde Pek�n a Shanghai. En este gran valle se distinguen tres conjuntos geogr�ficos, cuyos l�mites se corresponden con las tres provincias en que se hallan divididas administrativamente estas tierras: el Hebei, el Henan y el Shandong. La provincia de Hebei es, en buena parte, monta�osa; su llanura, abierta al E sobre el mar de Bohai, est� adosada, al N y al O, a la meseta mongola y al Shanxi, con una altitud de 1 000 a 1 500 m.

La provincia de Henan est� limitada al N por los rebordes del Shanxi, al O por la prolongaci�n terminal de los Qinling, y al S por la cadena de los Dabieshan, que la separan de la cuenca del Yangzi. La provincia de Shandong presenta un marcado contraste entre su mitad occidental, que forma parte de la llanura aluvial del Huanghe, y su mitad oriental monta�osa, donde destacan al O el monte Tai (1 532 m), y al E el monte Lao (1 100 m).

El sector m�s oriental de China, bordeado por el mar, constituye un territorio de baja altitud. De N a S, hasta la bah�a de Hangzhou, las costas, formadas por materiales aluviales, son bajas y arenosas. Al S de Shanghai, estos relieves se vuelven muy rocosos y escarpados, y las estribaciones monta�osas llegan hasta el mar. Los accidentes litorales m�s importantes son las pen�nsulas de Liaodong y Shandong, que forman el golfo de Bohai o Chili, la bah�a de Hangzhou, al S de Shanghai, la bah�a de Guangzhou, al borde de Hong Kong y Macao, y la pen�nsula meridional de Leizhou, frente a la isla de Hainan. La regi�n sudoccidental, o bloque tibetano, es conocida como el techo del mundo. Est� formada por un conjunto de mesetas y cadenas monta�osas de orientaci�n paralela, que se inician al S con la vertiente septentrional de la cordillera del Himalaya.

Al O se encuentra la meseta occidental, rodeada por las monta�as m�s altas del mundo: al N los montes Kunlunshan, donde destaca el pico Gonggeershan (7 719 m), y al S el Transhimalaya, con el Kula Kangri (7 554 m), y el Everest, el pico m�s alto de la Tierra (8 848 m), que hace frontera con Nepal. En el extremo oriental de los Kunlunshan se encuentra la meseta de Tsaidam, que constituye una vasta regi�n semides�rtica con una altitud media de 2 700 m. La regi�n noroccidental se caracteriza por el predominio de las mesetas. La de Xinjiang est� dividida en dos grandes conjuntos por una cordillera de direcci�n E-O: los Tian Shan o montes Celestes, cuya altitud m�xima se halla en el pico Pobedy (7 439 m), y la depresi�n de Dzungaria, en la parte N, con una altitud inferior a los 500 m.

La parte S es una gran cuenca con alturas que oscilan entre los 700 y los 1 400 m, con el desierto de Takla Makan en el centro. Esta cuenca se halla rodeada de altas monta�as: los Kunlunshan, al SO; los Tian Shan, al N; y los Altin Tagh, al E. Al E de Xinjiang, rodeando la Rep�blica Popular de Mongolia, se encuentra la meseta de Mongolia interior; con una altitud media de 1 000 m, tiene una topograf�a plana y un clima �rido, lo que explica la formaci�n de desiertos como los de Gobi y Ordos. La circulaci�n atmosf�rica, junto con la elevada altitud de algunas regiones y la vastedad del territorio, constituyen rasgos determinantes de la diversidad clim�tica de China.

El pa�s puede dividirse en dos grandes regiones clim�ticas: la China oriental o monz�nica, que cabe subdividir entre una zona continental del NE y una zona subtropical del S; y la China occidental, fr�a y �rida, que comprende los desiertos del NO y las tierras tibetanas. La regi�n oriental se caracteriza por la presencia de los monzones, vientos peri�dicos que soplan unos meses en una direcci�n y otros en la opuesta.

El monz�n de invierno es una masa de aire polar, fr�a y seca, procedente de Siberia en direcci�n al mar, mientras que el monz�n de verano es un viento c�lido y h�medo, procedente del Pac�fico, que penetra en la China, debilit�ndose cuanto m�s al interior, y que llega hasta los bordes de Mongolia interior y del bloque tibetano. El fen�meno monz�nico explica la notable pluviosidad durante el verano, y la existencia de inviernos secos y fr�os en la parte m�s sudoriental.

La zona NE del pa�s (Manchuria), presenta un clima continental: las temperaturas son extremadas en invierno y c�lidas en verano, mientras que las precipitaciones son moderadas, en torno a los 700 mm anuales. Seg�n se avanza hacia el S, los inviernos se vuelven menos rigurosos, mientras que los veranos son muy calurosos. En el SE el clima es de tipo subtropical, h�medo y caluroso. Las precipitaciones, de origen monz�nico, son muy abundantes y las temperaturas son suaves en invierno y muy altas en verano. Entre ambas zonas se halla una regi�n intermedia, con un tipo de clima particular, conocido como el clima chino; constituye una zona de transici�n entre el semi�rido del N y el subtropical del S, con precipitaciones y temperaturas moderadas. Destaca el papel de divisoria clim�tica ejercido por los montes Qinling. En la China occidental, en cambio, la cordillera del Himalaya ejerce la funci�n de barrera, evitando la penetraci�n del monz�n del Pac�fico. Las precipitaciones son muy escasas, y la aridez generalizada.

El clima se vuelve m�s seco cuanto m�s al interior, y m�s fr�o cuanto m�s al N (desiertos fr�os de Takla Makan, Ordos y Gobi). En el SO la altitud es un factor determinante que acent�a la aridez y las bajas temperaturas de la meseta tibetana. La regionalizaci�n clim�tica de la China, junto a las caracter�sticas del suelo, se traduce en una zonaci�n de la cubierta vegetal: la parte NE del pa�s, en el �rea comprendida entre el Yangzi, el litoral y el Gran Xingan, presenta dos tipos de vegetaci�n diferenciados, seg�n la naturaleza de los suelos; sobre los terrenos aluviales aparece una estepa densa y una substituci�n progresiva del bosque natural por cultivos agr�colas, mientras que en los suelos casta�os se desarrollan bosques caducifolios, de especies muy variadas (robles, abedules, casta�os, olmos, etc.). Con la altitud aparecen las con�feras.

En la zona SE del pa�s las abundantes precipitaciones someten los suelos a un lavado intenso, por lo que �stos son pobres y mediocres; en esta regi�n son comunes los bosques tropicales de �rboles de madera dura (bamb�es, con lianas y helechos). Hacia el N le sucede la zona de clima chino, donde se alternan los caducifolios y los perennifolios, configurando el denominado bosque chino, sustituido por el monte bajo en lo alto de las colinas. Los escasos bosques que subsisten presentan sobre todo con�feras (cedros).

En la parte occidental del pa�s, las �ridas regiones del N constituyen el dominio de la vegetaci�n esteparia fr�a, sustituidas progresivamente, con la latitud, por el desierto. Presentan suelos pobres en humus y muy calizos, que dan paso a formaciones minerales que el viento acumula en dunas. �nicamente en las laderas de las monta�as aparecen suelos m�s ricos, que permiten el crecimiento de con�feras y, en las zonas m�s elevadas, de prados alpinos.

En los valles tibetanos, al SO del pa�s, se puede encontrar una vegetaci�n densa, integrada sobre todo por con�feras. En las mesetas, en cambio, la extrema aridez s�lo permite el desarrollo de estepas de gram�neas. China cuenta con numerosos r�os, algunos de los cuales muy caudalosos. Las precipitaciones, distribuidas irregularmente sobre el territorio y con una estacionalidad muy acusada, determinan la desigualdad de los reg�menes fluviales.

La topograf�a articula una serie de cuencas hidrogr�ficas: la del Pac�fico, la del �ndico y la del �rtico, a las que cabe a�adir un conjunto de cursos internos. M�s del 80% de los r�os desembocan en el oc�ano Pac�fico y su curso se desarrolla enteramente en territorio chino. Entre ellos se hallan los tres ejes fluviales m�s importantes: el Huanghe, o r�o Amarillo, el Changjiang, o r�o Azul, y el Hsi. El r�o Huanghe (5 200 km), es el m�s septentrional de China; nace a unos 4 500 m de altitud, en una depresi�n lacustre de la meseta tibetana. Su curso y la totalidad de su cuenca se extienden de O a E, desde los montes Kunlun hasta el mar de Bohai, al N de la pen�nsula de Shantung.

El Changjiang, o r�o Azul, es el curso fluvial m�s largo y caudaloso (5 525 km), y la cuarta arteria fluvial del mundo; su cuenca abarca ampliamente los 1 800 000 km2, de los que 1 300 000 constituyen la China del centro. Nacido en las mesetas del Tibet oriental, el r�o presenta una primera secci�n monta�osa orientada hacia el S. Tras unos 1 000 km de recorrido, se dirige hacia el E, hacia la cuenca del Sichuan. En su curso medio fluye por la gran llanura oriental, describiendo numerosos meandros. Es en este sector donde las inundaciones causadas por el desbordamiento de las aguas resultan m�s catastr�ficas, ya que las orillas se encuentran a menudo a escasos cent�metros por encima del lecho, levantado por grandes cantitades de aluviones. El r�o Azul desemboca, formando un delta, en el mar de la China oriental, al N de Shanghai; sus principales afluentes son el Huai, el Han y el Min. El r�o Hsi, en la China meridional, nace en las altas tierras de Yunnan y desemboca en Guangzhou, al S.

Otros r�os importantes de la cuenca del Pac�fico son el Liaho y el Xijiang, cuyo curso inferior, unido al de otros r�os, constituye el r�o de las Perlas. En la regi�n del Tibet, al extremo sudoccidental, nacen diversos r�os que transcurren en su mayor parte por otras naciones, desembocando en el �rtico y en el �ndico; es el caso del Brahmaputra, el Irawadi y el Indo. La parte noroccidental est� ocupada por cuencas endorreicas (que no desembocan en el mar), alimentadas por aguas procedentes de la fusi�n de las nieves: tal es el caso del Tarim.

La Rep�blica Popular de China tiene una extensi�n total de 9.600.000 km2 lo que la convierte en el pa�s m�s extenso de Asia, el tercero del mundo en superficie y 19 veces m�s grande que Espa�a.

Limita con 15 pa�ses, sumando sus fronteras terrestres 22.800 km.Tiene una l�nea costera de 18.000 km, que alcanzan los 32.000 km si se les a�aden los 14.000 km de costas pertenecientes a las islas.

 

 

Historia

La civilizaci�n china se remonta a una antig�edad que supera los 200 000 a�os. Se origin� en las cuencas fluviales del Huanghe, del Wei y del Lo, cuyas caracter�sticas geogr�ficas favorecieron el asentamiento humano y la posterior aparici�n y desarrollo de una agricultura intensiva, basada en el control del agua a trav�s del trabajo organizado y con una s�lida estructura social. Desde el segundo milenio, esta cultura se extendi� a trav�s del territorio de China, adoptando el car�cter de una enorme colonizaci�n campesina, que sigui� las direcciones N-S y E-O.

El movimiento colonizador hacia el S, que lleg� hasta la cuenca tropical del Xi Jiang, estimul� la implantaci�n de la cultura del arroz, que ha permanecido inmutable hasta nuestros d�as. La expansi�n de China hacia Mongolia, el Xinjiang y el Tibet vino dada por un intento de controlar las amenazas de los pueblos n�madas procedentes de las estepas, los altiplanos y las monta�as que rodean las llanuras del pa�s. Las barreras geogr�ficas interiores favorecieron la formaci�n de dialectos y de fuertes diferencias regionales, que llegaron hasta la divisi�n pol�tica; a pesar de ello, la unidad de la organizaci�n social y de la explotaci�n agr�cola se impuso invariablemente sobre las particularidades �tnicas y geogr�ficas. Al N, cerca de Pek�n, aparecieron restos arqueol�gicos que muestran la presencia de hom�nidos primitivos, los sin�ntropos, con una antig�edad de m�s de 200 000 a�os.

En Mongolia y en Manchuria se desarroll� una cultura mesol�tica de cazadores y agricultores en el per�odo postglacial. El poblamiento paleol�tico se localiz� en la periferia de la China actual (Guangxi, Sichuan y Manchuria). A �l corresponden los tres legendarios soberanos, Iao, Xun y Iu. Cuenta la tradici�n que Iu fund� la legendaria dinastia Hsia (ss. XXII al XVII a C), y cre� el primer estado chino, que comprend�a una parte de las provincias de Henan y Shanxi. El descubrimiento del bronce, a principios del segundo milenio antes de la era cristiana, tuvo unas consecuencias trascendentales: se form� una vasta civilizaci�n y apareci� la primera dinast�a hist�rica, denominada Shang (ss. XVIII al XII a C), que se expandi� hacia el S, desde Henan hasta el Yangtze. �sta, debilitada por los pueblos vecinos, fue sustituida por la dinast�a Zhou, entre los ss. XII y III a C, que procedente del O, estableci� un principado en el alto Wei y la capital en Xian. En su primer per�odo, los Zhou impusieron una organizaci�n de tipo feudal que aument� la consolidaci�n de las costumbres agr�colas.

La Gran Muralla, construida durante la Dinast�a Qin, fue fruto de una pol�tica defensiva ante las continuas amenazas de los pueblos invasores

A mediados del s. VIII a C, las invasiones n�madas del N provocaron el traslado de la capital a Luoyang, en la regi�n de Henan. Al mismo tiempo, el desfallecimiento de los v�nculos feudales puso fin al poder de los Zhou. A partir del s. VIII a C, la civilizaci�n china se extendi�, ocupando un vasto territorio en el curso medio del Huanghe. La unidad cultural de los comienzos se vio amenazada por las tendencias disgregacionistas de los principados perif�ricos y por la presi�n de los pueblos b�rbaros fronterizos, sobre todo de los mongoles del N. Despu�s de la decadencia de la dinast�a Zhou se estableci� un sistema pluriestatal, una amplia confederaci�n (per�odo de las cinco hegemon�as), en que hubo cinco grandes principados que sucesivamente ejercieron el poder.

Durante los ss. IV y III a C, las disputas feudales entre ellos se convirtieron en verdaderas guerras de anexi�n, que concluyeron con el triunfo de la dinast�a de los Qin. Esta dinast�a, aunque breve (a�os 221 al 206 a C), fue de vital importancia para China, ya que cre� las bases de un imperio que habr�a de mantenerse durante m�s de dos milenios. Huangti, el primer emperador de la dinast�a Qin, llev� a cabo la unificaci�n de China y aboli� los �ltimos vestigios de la organizaci�n feudal.

Siguiendo los principios de la escuela legalista, el emperador organiz� una administraci�n centralizada y jerarquizada (que perdur� a trav�s de todas las dinast�as posteriores), intent� la unificaci�n de la cultura y de la ideolog�a chinas, suprimi� la libertad de comercio, y otorg� la propiedad de la tierra a los campesinos. Finalmente, adopt� una pol�tica defensiva ante las continuas amenazas de los pueblos invasores, con empresas de gran envergadura, como la construcci�n de la Gran Muralla. Sin embargo, esta costosa pol�tica centralista y defensiva provoc� una sublevaci�n generalizada de la que sali� triunfador el terrateniente Liu Pang, que impuso su autoridad y fund� la dinast�a Han (206 a C al 220 d C). Su pol�tica, dirigida a fortalecer el poder imperial, continu� la obra unificadora de los Qin.

El emperador Wu (140 al 87 a C) fue la figura m�s relevante de este per�odo; entre sus aportaciones m�s destacadas se hallan la sustituci�n de la ideolog�a oficial legalista por el confucianismo y la introducci�n de un sistema de reclutamiento de letrados que constituyeron un funcionariado fiel, formado por la importante clase de los mandarines.

La dinast�a Han coincidi� con un per�odo de expansi�n comercial y agr�cola que se manifest� en la formaci�n de una clase comerciante, en la sustituci�n de la antigua aristocracia por un grupo de terratenientes m�s din�micos, en la roturaci�n de nuevas tierras y en la realizaci�n de numerosas obras hidr�ulicas. Del mismo modo, los Han llevaron a cabo una pol�tica expansionista que se materializ� en la conquista del N de Corea, la regi�n de Ordos y la zona meridional hasta Cant�n. Sin embargo, las sublevaciones campesinas y los ataques de los n�madas de las fronteras noroccidentales obligaron al emperador a ceder el poder a militares y terratenientes.

Despu�s de la decadencia de la dinast�a Han, se inici� la �poca denominada de �los tres reinos y las seis dinast�as� (220 al 618): China fue dividida en tres reinos, el de Wei (220-265), al N, el de Xu (221-265), al O, y el de Wu (220-280), en el bajo Yangze, en lucha por el poder y en continua retirada hacia el S. Durante este per�odo el pa�s se vio sometido al ataque de diversos pueblos n�madas (tibetanos, turcos y mongoles), sobre todo en el N. Algunos de estos pueblos se establecieron en el valle del Huanghe, lo que provoc� una intensa emigraci�n hacia el curso bajo del Yangze, donde se produjo una fecunda fusi�n cultural.

En el �mbito religioso se asisti� a una difusi�n del budismo y del tao�smo, llegados de la India. Al N del Yangze se formaron, al mismo tiempo, algunos imperios fundados por otras tribus que asimilaron la t�cnica y la administraci�n chinas sin perder sus v�nculos originales. Los Topa-Wei (385 al 557), de la tribu n�mada de los Tabghatx, fueron los m�s importantes. Unificaron el N, adoptaron el budismo y construyeron santuarios rupestres como el de Iungkan, siguiendo las pautas de la escuela greco-india de Gandhara.

En el a�o 581, Yang Jian, alto funcionario del reino Zhou del N, consigui� someter a la regi�n del S, tras la conquista de Nanjin. De este modo se inici� la dinast�a Sui (581-618), que reunific� el pa�s despu�s de tres siglos de fragmentaci�n pol�tica, econ�mica, cultural y ling��stica. Durante este per�odo se construy� el gran canal que uni� el Yangze y el Huanghe. Los desastres en las guerras contra los coreanos y los turcos precipitaron la ca�da de los Sui y la imposici�n de la nueva dinast�a Tang (618-907). Los Tang continuaron la obra de los Sui e inauguraron uno de los per�odos m�s brillantes de la historia de China, que se convirti� en el centro pol�tico, econ�mico y cultural de Asia.

Con el emperador Tai-Tsung (712-756) se llev� a cabo una importante reorganizaci�n de la administraci�n, que recobr� un elevado grado de racionalizaci�n y competencia. Bajo el reinado de Hsuan Tsung (712-756), el imperio se expandi� al altiplano de Pamir, despu�s de haberse anexionado Corea y Annam, y se enfrent� a los �rabes hasta que fue vencido definitivamente en la batalla de Tabas (751). La restauraci�n de la dinast�a despues de un per�odo de guerra civil comport� un importante cambio de estructura. La mayor�a de los campesinos, oprimidos por un sistema fiscal demasiado duro, fueron reducidos a la condici�n de proletarios. Las ciudades, en cambio, albergaron una importante burgues�a naciente. Durante esta �poca China conoci� un gran desarrollo art�stico (poes�a y pintura) y cient�fico (cartograf�a y matem�ticas), y entr� en contacto con otras civilizaciones, como la japonesa, la coreana, la india y la �rabe.

El brillante per�odo cultural y de expansi�n territorial de la dinast�a Tang termin� con la derrota ante los �rabes en el 751, en la frontera noroccidental. Desde este momento se inici� una fase de decadencia que desemboc� en la ca�da de los Tang, en el 907. A partir de entonces tuvo lugar una nueva fragmentaci�n que se materializ� en un per�odo denominado de las �cinco dinast�as�, que se prolong� hasta el 960. Se caracteriz� por el caos pol�tico, aunque tuvo lugar un importante desarrollo cient�fico que se plasm� en la invenci�n de la imprenta. Despu�s de la r�pida sucesi�n de las cinco dinast�as, se impuso la dinast�a Sung (960-1280), que llev� a cabo una nueva unificaci�n y fundament� su ideolog�a en un confucionismo autoritario. Los Sung reorganizaron el pa�s mediante la imposici�n de reformas tributarias que aliviaron la situaci�n econ�mica de los campesinos y favorecieron al comercio.

En las ciudades del SE continu� aumentando la importancia social de los capitalistas del gremio mercantil. Uno de los intentos de reforma m�s radicales fue el de aumentar la riqueza estatal mediante el incremento de la producci�n y el control del comercio exterior; se establecieron impuestos directos y tambi�n aduaneros en los puertos m�s importantes. Estas medidas, sin embargo, fracasaron ante la oposici�n de los conservadores mandarines, favorables a los grandes propietarios y comerciantes, y partidarios del liberalismo econ�mico. A pesar de que la �poca de los Sung se caracteriz� por un importante desarrollo cultural, gracias a la difusi�n de textos impresos, la dinast�a perdi� el control del NE del imperio, a causa de la formaci�n de reinos b�rbaros dentro de sus mismas fronteras. China qued� dividida en dos zonas: la mitad septentrional, ocupada por los Song, y la mitad meridional, en poder de los mongoles de Kitan, que formaron un reino sobre Manchuria y una parte de Mongolia, Hebei y Shanxi. En el siglo siguiente los juchen se establecieron en el reino de Ji, en la China septentrional.

 

Historia: s. XII al XIX

En el a�o 1126 las invasiones de tribus mongolas y t�rtaras provocaron el traslado de la capital de Kaifeng a Hangzhou, al S del Yangze. La uni�n de estas tribus, bajo el poder de Gengis Khan en 1206, representaba una grave amenaza para la China: cinco a�os despu�s invadieron el pa�s. En 1215 arrasaron Pek�n, en 1227 acabaron la conquista del reino de Si-hia y en 1233 del de Kin. La parte meridional, en manos de la dinast�a Song, mantuvo una fuerte resistencia contra los invasores, aunque finalmente, en 1279, todo el territorio qued� bajo la autoridad de una dinast�a extranjera, la de los Yuan. El nieto de Gengis Khan, Kubilai Khan, traslad� la capital a Khanbaliq (la actual Pek�n). Durante esta �poca el comercio se vio favorecido por el control de la zona occidental, que abri� las rutas hacia el Asia Central y hacia Europa.

Los Yuan desarrollaron las posibilidades comerciales del S (exportaci�n de seda, importaci�n de especias), generalizaron el uso del papel moneda y establecieron una zona de libre cambio desde el Pac�fico hasta la Europa oriental. La apertura de estas rutas permiti� la entrada de la cultura europea a trav�s de viajeros como Marco Polo y Giovanni de Montecorvino. Pol�ticamente, los mongoles monopolizaron los altos cargos del gobierno, la administraci�n pas� a manos de funcionarios extranjeros (budistas y nestorianos), y la antigua clase social confucianista fue relegada al �ltimo puesto de la escala social. Durante este per�odo la poblaci�n qued� totalmente apartada de la pol�tica, la situaci�n de los campesinos fue empeorando progresivamente y a partir de 1325 se generalizaron las revueltas populares. Paralelamente, las familias ricas comenzaron a apoyar los movimientos nacionalistas.

En 1368 tuvo lugar una sublevaci�n, dirigida por el monje budista Zhu Yuanzhang, que destron� a los mongoles y termin� con la dinast�a Yuan. Zhu Yuanzhang fue ascendido a emperador con el nombre de Hong-wu y fund� la dinast�a nacional de los Ming (1368-1644), estableciendo la capital en Nanjin. La nueva dinast�a tuvo por caracter�sticas la revalorizaci�n de la �poca cl�sica (dinast�as Han y Tang), el triunfo de una xenofobia exaltada y una pol�tica aislacionista. Opuesto al neoconfucianismo que apoyaba el despotismo del emperador, surgi� un confucionismo de tendencias idealistas, que afirmaba la dignidad del hombre y lo convert�a en el verdadero centro del universo. Durante este per�odo tuvieron acceso a la clase de los funcionarios personas que no pertenec�an a la aristocracia terrateniente; esto provoc� el aumento de las grandes propiedades con el consecuente empeoramiento de la situaci�n de los campesinos, cada vez m�s empobrecidos y m�s desprotegidos legalmente. La actividad comercial mar�tima experiment� un desarrollo notable: los barcos chinos llegaban hasta Arabia y �frica oriental, y los comerciantes controlaban las rutas mar�timas, estableciendo colonias en las islas del �ndico. El emperador Iong-lo (1404-1424), traslad� la capital a Pek�n y reivindic� la soberan�a china sobre Corea, el Tibet e Indochina. A partir de mediados del s. XVI se multiplicaron los contactos con el exterior y aparecieron los primeros europeos.

En 1555 los portugueses fundaron un establecimiento comercial en Macao, y posteriormente llegaron los primeros holandeses y los primeros ingleses. Sin embargo, a finales de siglo la actividad de los piratas japoneses provoc� una creciente inestabilidad, aprovechada por los manch�es, descendientes de los juchen de Manchuria, que conquistaron todo el imperio en 1644. Los manch�es, que hab�an formado un imperio donde los principios administrativos chinos se fusionaban con sus instituciones tribales, respetando las tradiciones y la organizaci�n social del pa�s, proclamaron la dinast�a Qing o Manch� (1644-1912), reconocida por toda China en 1658. El primer siglo de dominio manch� signific� una etapa de estabilidad interior y un momento de m�xima expansi�n territorial: la totalidad del imperio comprend�a Manchuria, el Turquist�n, Mongolia y el Tibet. Annam (el posterior Vietnam), Birmania y Nepal reconocieron las fronteras meridionales de China, a lo que se le a�adi� el hecho de la conquista de Formosa en el a�o 1680.

Por otro lado el pa�s, en igualdad t�cnica con Europa, abri� las puertas a los jesuitas, representantes de la cultura, la t�cnica y la religi�n europeas. Sin embargo, con la muerte de Kang Hsi (1722), se puso fin a la tradicional tolerancia y apertura al exterior: en 1724 se prohibi� la difusi�n del cristianismo, aunque los jesuitas pudieron continuar sus actividades t�cnicas. En esta situaci�n actuaron como intermediarios en el Tratado de Kiakhta (1727), que regul� la frontera chino-siberiana con Rusia. Durante este per�odo el desarrollo agr�cola se vio favorecido por la confiscaci�n de las grandes propiedades, el reparto de tierras y la supresi�n de los impuestos. Este desarrollo se materializ� en el uso de nuevas t�cnicas agr�colas y la introducci�n de nuevos cultivos, como el ma�z y el tabaco. Por otro lado, el comercio se increment� con el asentamiento de colonias europeas (portuguesas, holandesas y brit�nicas), y la poblaci�n experiment� un incremento espectacular: pas� de 150 millones de habitantes en 1600 a 400 millones a comienzos del s. XIX. El per�odo de prosperidad econ�mica, sin embargo, acab� a finales del s. XVIII, dando paso a una etapa de crisis pol�tica, econ�mica y social. El principal motivo fue la ausencia de la revoluci�n industrial, que situ� al pa�s en una posici�n de desventaja respecto a Europa. Consecuentemente, las potencias occidentales incrementaron su penetraci�n comercial y China se vio obligada a admitir los establecimientos extranjeros en sus puertos y a firmar concesiones mineras y ferroviarias. Las reformas econ�micas toparon con el conservadurismo de las clases altas y la oposici�n de los gobernantes, lo que provoc� el aument� de la inestabilidad pol�tica.

El primer conflicto con una potencia europea fue con Inglaterra, como consecuencia del establecimiento de la Compa��a de las Indias Orientales; en 1839, los brit�nicos aprovecharon la destrucci�n de un cargamento de opio (mercanc�a que introduc�an en China desde la India), para declarar la guerra a la dinast�a manch�, la denominada Guerra del opio (1839-1842), que se sald� con la derrota de China. Por el Tratado de Nanjin los brit�nicos consiguieron la cesi�n de Hong-Kong como base naval y comercial y, adem�s, el gobierno se comprometi� a abrir cinco puertos al comercio brit�nico: Shanghai y Cant�n, los dos m�s importantes del pa�s, junto a Amoi, Fuzhou y Ningpo. Finalmente, los ingleses exigieron la regularizaci�n de las tarifas comerciales y de las relaciones entre funcionares chinos y brit�nicos. En los a�os siguientes la inestabilidad interior continu�.

En 1851 el movimiento Taiping, de car�cter religioso, organiz� un estado independiente en el S, en respuesta a los abusos cometidos por los extranjeros y los excesivos impuestos, conquist� Nanjin (1853), e intent� extender su poder por el N del pa�s. China, abierta ya al comercio, se convirti� en presa de los intereses extranjeros y se vio obligada a hacer nuevas concesiones. Por el Tratado de Pek�n (1860), se abrieron once nuevos puertos y se ofrecieron m�s ventajas a los capitales exteriores. Durante el gobierno del emperador Tzu Hsi (1861-1908), Rusia obtuvo el extremo NE de China, la cesi�n del Puerto Arthur (1898), y los derechos sobre los ferrocarriles de Manchuria. Jap�n, con posterioridad a la primera guerra chino-japonesa (1895), consigui� la independencia de Corea y la isla de Formosa, adem�s de la apertura de nuevos puertos, e Inglaterra obtuvo el N de Birmania y Weihai (1898). Adem�s, el imperio cedi� a los franceses el territorio de Indochina y Kuang-txeu (1898).

 

Historia: siglo XX

Los c�rculos nobiliarios cercanos a la emperatriz Cixi fomentaron motines contra la pol�tica imperialista que practicaban las potencias occidentales y Jap�n, que culminaron en 1900, cuando los b�xers, sociedad secreta contraria a la penetraci�n de la influencia occidental, sitiaron las legaciones europeas en Pek�n. Esta situaci�n provoc� la intervenci�n conjunta de las fuerzas estadounidenses, alemanas, brit�nicas, francesas, rusas y japonesas (1911), que liberaron las legaciones y consiguieron nuevas ventajas comerciales. Despu�s de la derrota de los b�xers, se adoptaron los sistemas occidentales de educaci�n, organizaci�n militar y administraci�n, y la debilitada dinast�a Qing lleg� a su fin con la revoluci�n de 1911.

En 1911 Sun Yat-sen, apoyado por estudiantes y trabajadores de las ciudades,fund� en la ciudad de Cant�n el partido nacionalista conocido como Kuomintang,que ten�a como principios fundamentales la unificaci�n nacional, la democracia y el aumento del nivel de vida del pueblo. En octubre del mismo a�o estall� un movimiento revolucionario que concluy� con la abdicaci�n del �ltimo emperador manch�, Xuantong, en 1912. Sun Yat-sen ofreci� la presidencia de la nueva Rep�blica a Yuan Shikai, general del ej�rcito del emperador, mientras que Sun se reserv� la direcci�n de la Asamblea Nacional. Sin embargo, la constituci�n democr�tica de 1913 no lleg� a entrar en vigor debido a las pretensiones autoritarias y personalistas de Yuan. A su muerte (1916), el pa�s cay� en un per�odo de guerras civiles, situaci�n que fue aprovechada por los japoneses para apoderarse de las posesiones alemanas en China (Shandong y Qingdao).

A partir de 1917 el gobierno de Pek�n dirigi� la pol�tica exterior hacia la cancelaci�n de los privilegios extranjeros; con esta intenci�n intervino en la Primera Guerra Mundial, al lado de las potencias aliadas. La conferencia de Washington (1921-1922) acord� la evacuaci�n de los japoneses de la pen�nsula de Shandong y garantiz� la integridad territorial de China. Sin embargo, no se consiguieron progresos definitivos hasta 1927. En 1923, Sun Zhongshan, ante la insuficiente protecci�n de las potencias occidentales, busc� el apoyo sovi�tico y lo consigui� a cambio de aliarse con el reci�n fundado Partido Comunista Chino de Mao Zedong (Mao Tse-Tung) y Chen Duxio. Sun realiz� importantes reformas pol�ticas y sociales. Tras su muerte, en 1925, le sucedi� el general Chiang Kai-shek, que conquist� el poder mediante un golpe de estado y unific� el pa�s, derrotando a los generales locales que se hab�an convertido en se�ores regionales. Receloso por el aumento del prestigio de los comunistas, emprendi� una serie de persecuciones contra los miembros del partido, con lo que se inici� la segunda guerra civil (1927-1936). Bajo la direcci�n de Mao, grupos comunistas refugiados en Hunan y Xiangxi se organizaron en guerrillas y formaron un gobierno popular que procedi� a repartir las tierras entre los campesinos. A pesar de que Chiang expuls� a los comunistas del S de China, no fue capaz de dominar el frente revolucionario, que se instal� en la provincia de Shenxi, al N, despu�s de recorrer 10 000 kil�metros (�la larga marcha�)

A principios de la d�cada de 1930, los campesinos de las regiones centrales, bajo la direcci�n del partido comunista, se constituyeron en comit�s locales y procedieron a la organizaci�n de milicias populares, que aumentaron las filas del ej�rcito revolucionario dirigido por Mao y Lin Piao. Mientras tanto, los japoneses aprovecharon la situaci�n de guerra civil para invadir Manchuria (1931) y convertirla en un estado vasallo; en 1937 atacaron el N del pa�s, conquistando Shanghai y Nanjin. De este modo se inici� la segunda guerra chino-japonesa (1937-1945), que incit� a las fuerzas de Chiang a pactar con el ej�rcito comunista para coordinar la acci�n militar contra los invasores. Sin embargo, el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial debilit� las posiciones japonesas en China.

En 1945, tras la capitulaci�n y la consecuente retirada de las tropas niponas del territorio chino, se reanud� la guerra civil. Chiang contaba con un ej�rcito mejor dotado y con el apoyo estadounidense, pero fueron perdiendo terreno progresivamente, especialmente en la regi�n N. Adem�s, el r�gimen de Chiang cay� en una semianarqu�a, agravada por la escasez econ�mica y la inflaci�n, y perdi� el apoyo popular de los intelectuales y de gran parte de la burgues�a. Los Estados Unidos retiraron la ayuda a Chiang debido a la corrupci�n que reinaba en su gobierno, mientras Mao gozaba de mayor prestigio y del apoyo sovi�tico. En 1947, aprovechando la excesiva dispersi�n de las tropas nacionalistas, el ej�rcito rojo conquist� toda la China del N. Tras una serie de campa�as victoriosas, Mao tom� Nanjin y Shanghai (abril de 1949), y en octubre de ese mismo a�o proclam� la Rep�blica Popular de China.

A principios de 1950 estaba conquistado el territorio, excepto la isla de Taiwan (Formosa), donde Chiang constituy� un gobierno nacionalista que fue reconocido como leg�timo representante del pueblo chino por las potencias occidentales, hasta la d�cada de 1970. La proclamaci�n de la Rep�blica Democr�tica Popular represent� el inicio de un proceso de intensas transformaciones pol�ticas, econ�micas y sociales. Una asamblea popular eligi� como presidente de la Rep�blica a Mao Zedong, primer secretario del partido comunista, y Zhou Enlai jefe del Gobierno y ministro de Asuntos Exteriores; en 1954 fue aprobada la nueva Constituci�n, que defin�a China como un estado estructurado seg�n los principios del centralismo democr�tico. Sin embargo, las minor�as nacionales y religiosas gozaron de una cierta autonom�a: la Iglesia cat�lica se apart� del Vaticano (cisma chino), y los misioneros extranjeros fueron expulsados. Se inici� una reforma agraria que puso fin al tradicional sistema latifundista. Por otra parte, las relaciones con la Uni�n Sovi�tica aumentaron con el triunfo de la revoluci�n; el nuevo estado socialista de China aline� su pol�tica exterior con los pa�ses europeos del bloque sovi�tico.

En 1950, la Rep�blica Popular ocup� el Tibet, estado con una posici�n estrat�gica clave para el dominio de China. En 1956 le concedi� la autonom�a interna, despu�s de haber llevado a cabo la reforma agraria y de suprimir el poder feudal de los sacerdotes budistas (lamas). Por otra parte, a principios de la d�cada de 1950 tuvieron lugar enfrentamientos con otros pa�ses, como la India y Pakist�n. Adem�s, intervinieron en la Guerra de Corea apoyando al gobierno comunista del N contra el del S, respaldado por las Naciones Unidas.

Con la revoluci�n de 1949, China dej� de ser un pa�s atrasado y resolvi� el gran problema alimentario. Los resultados favorables del primer plan quinquenal impuls�, en 1958, la puesta en marcha de un segundo plan, que se conoci� como el �gran salto adelante�. Se propon�a acelerar la implantaci�n de la sociedad comunista, encuadrando a los ciudadanos en comunas populares, en las que todos los aspectos de la vida estaban colectivizados. El resultado tuvo un �xito relativo, ya que paralelamente surgieron graves problemas internos y externos.

En 1959 se produjo una sublevaci�n en el Tibet y, un a�o despu�s, las relaciones con la Uni�n Sovi�tica entraron en una profunda crisis, motivada por las disputas territoriales a lo largo de la frontera com�n y, por otro lado, por las divergencias ideol�gicas sobre la concepci�n de la estrategia comunista mundial. Mientras que la Uni�n Sovi�tica, desde el XX Congreso del PCUS, propugnaba la v�a pac�fica y parlamentaria como medios para llegar al socialismo, la Rep�blica Popular China se manten�a partidaria de la revoluci�n armada, especialmente en los pa�ses del Tercer Mundo. Sus relaciones con el continente africano empeoraron, sobre todo despu�s del aplazamiento de la conferencia afroasi�tica de Algeria (1965), y el resultado fue una p�rdida de prestigio para China y el inicio de una fase de retroceso en su pol�tica exterior. Internamente, el partido se dividi� en dos sectores: uno partidario de mantener la pureza ideol�gica del comunismo chino, representado por Mao y Lin y apoyado por el ej�rcito, que propugnaba la revoluci�n armada; y un sector revisionista, representado por Liu Shaoqi (presidente del estado tras la dimisi�n de Mao), y Deng Xiaoping, apoyado por los sindicatos, que era partidario de las tesis sovi�ticas de coexistencia pac�fica. Mao abandon� la presidencia de la Rep�blica el 17 de abril de 1959, pero se mantuvo como presidente del Partido Comunista. Sin embargo, en 1966, el triunfo del sector m�s radical se materializ� con la campa�a �antirrevolucionista�, denominada revoluci�n cultural, que activ� la movilizaci�n masiva de la juventud china, con la exaltaci�n de la figura y las doctrinas de Mao, y que promovi� la progresiva sustituci�n, en el seno del partido y de la administraci�n, de los revisionistas por partidarios de las doctrinas de Mao. El IX Congreso del Partido Comunista (abril de 1969), represent� el fin del proceso revolucionario y la estabilizaci�n de la direcci�n pol�tica y militar del pa�s. Mao se erigi� como el m�ximo l�der del pa�s, y Lin fue considerado su sucesor. Sin embargo, una reacci�n posterior provoc� la ca�da de Lin y otros dirigentes de su l�nea. Esta remodelaci�n tuvo como consecuencia la consolidaci�n de Zhou y la rehabilitaci�n de algunas figuras pragm�ticas de la revoluci�n cultural, como Deng.

En la d�cada de 1970, la pol�tica internacional china se orient� hacia la distensi�n y la moderaci�n, lo que, junto con la posterior normalizaci�n de las relaciones con los E.U.A., favoreci� el reconocimiento diplom�tico de China por parte de los principales estados occidentales. En 1975 se promulg� una nueva Constituci�n basada en los principios de la revoluci�n cultural, y comenz� una campa�a antirrevisionista que culmin� en abril de 1976 con la destituci�n de Deng por Hua Guofeng. Sin embargo, tras la muerte de Mao (9 de septiembre de 1976), Hua, el nuevo hombre fuerte del pa�s, encarcel� a los elementos m�s izquierdistas, con lo que inici� una nueva era m�s pragm�tica. La pol�tica de modernizaci�n y liberalizaci�n creada a ra�z de la muerte de Mao, se fortaleci� con la gradual ca�da de Hua, que en 1980 cedi� el cargo de primer ministro a Zhao Ziyang, un cercano colaborador de Deng Xiaoping, y al a�o siguiente se vio obligado a abandonar la presidencia en favor de Hu Yaobang, otro protegido de Deng.

A pesar de mantenerse en el cargo de vicepresidente del partido, Deng se convirti� en el hombre fuerte del r�gimen, promoviendo la promulgaci�n de una nueva constituci�n en 1982 y acelerando el proceso liberalizador. Este proceso se materializ� en acuerdos destinados a poner fin a los enclaves coloniales en territorio chino. Un convenio firmado con el Reino Unido, en 1985, compromet�a a los brit�nicos a devolver Hong-Kong a la jurisdicci�n china en 1997. En 1987 se firm� un acuerdo similar con Portugal, que se compromet�a a devolver la antigua colonia comercial de Macao. Sin embargo, todo este proceso liberal no fue suficiente. Durante los �ltimos a�os de la d�cada de 1980, las demandas populares en favor de la democracia se hicieron cada vez m�s fuertes. Atacado por los tradicionalistas, Hu renunci� a la secretaria general del partido en 1987 y fue reemplazado por Zhao. Li Peng, defensor de la l�nea dura, pas� a ocupar el cargo de primer ministro.

En 1989, miles de j�venes se apoderaron de la plaza Tiananmen de Pek�n demandando mayor democracia; tras un breve per�odo de indecisi�n, las fuerzas armadas atacaron a los manifestantes causando cientos de bajas. Zhao, acusado de simpatizar con el movimiento democr�tico, fue sustituido por Jiang Zemin y Li Peng se mantuvo en el cargo de primer ministro. Con la ca�da del comunismo en la Europa del Este y el derrumbamiento de la Uni�n Sovi�tica (1990-1991), China vio la necesidad de reestablecer las relaciones con los pa�ses de libre mercado y, de este modo, reinsertarse en el nuevo orden mundial. El XIV Congreso del Partido, a finales de 1992, consagr� la l�nea propugnada por Deng del llamado �socialismo de mercado con caracter�sticas chinas�, que ten�a como principio fundamental la apertura hacia el exterior, a trav�s del desarrollo del comercio con Occidente. Jiang Zemin fue nombrado presidente de la Rep�blica en marzo de 1993.

 

Sociedad

La poblaci�n de China se compone de un gran n�mero de grupos �tnicos. Aunque todos sus habitantes provienen del tronco mongol, es un pa�s multinacional, tanto �tnica como ling��sticamente. En su mayor�a, la poblaci�n pertenece al grupo han (chino), que se concentra b�sicamente en la mitad oriental de la rep�blica, ocupando aproximadamente el 40 % del territorio. El resto lo componen 55 grupos minoritarios, con tradiciones culturales, lenguas y religiones propias. Se localizan preferentemente en el O y en la periferia del pa�s, donde los han se han asentado en tiempos m�s recientes y, por tanto, no han conseguido absorber a las otras etnias.

El mayor n�mero de grupos �tnicos minoritarios se distribuye en zonas que gozan de una autonom�a y de un gobierno propios. El estado ha concedido parcelas de libertad pol�tica para estas minor�as, con el fin de preservar sus lenguas y culturas y el desarrollo de sus modos de vida particulares. Sobre estas regiones aut�nomas se asientan las bases de la distribuci�n geogr�fica de las diversas nacionalidades de China. El pa�s se compone de cuatro grandes familias ling��sticas y �tnicas: la sino-tibetana y la altaica son las m�s importantes; la indo-europea y la austro-asi�tica constituyen dos familias con una poblaci�n muy minoritaria.

A la familia sino-tibetana pertenecen los han, los manch�es, los chuang, los tibetanos y los miao-yao. El grupo han, mayoritario, presenta grandes diferencias raciales y dialectales, aunque, a pesar de ello, comparte cultura y tradici�n. Los manch�es son los descendientes de los guerreros del mismo nombre que invadieron China durante el s. XVII y fundaron la dinast�a Ch'ing. Forman un grupo integrado completamente a la lengua y a la cultura han, debido a la coexistencia entre ellos en la parte N y NE del pa�s. Los chuang constituyen el grupo minoritario m�s numeroso, en su mayor�a se concentran en la Regi�n Aut�noma Chuang de Kwangsi, aunque tambi�n se hallan representados en las vecinas regiones aut�nomas de Yunnan y Kwangtung. Es un pueblo agricultor, cuyo modo de vida se ha basado tradicionalmente, y sigue bas�ndose, en la cultura del arroz. Los tibetanos se encuentran casi por completo en los territorios del bloque tibetano; en menor n�mero se encuentran en los condados aut�nomos de Tsinghai, Szechwan, Yunnan y Kansu.

Aunque conservan la mayor�a de sus caracter�sticas tribales, los tibetanos han abandonado progresivamente el nomadismo tradicional convirti�ndose en agricultores. Los miao-yao, concentrados en su mayor parte en la regi�n de Kweichow, tambi�n se distribuyen por las provincias del centro y del SO, y en peque�as �reas del E. Se subdividen en varios grupos, muchos de los cuales han perdido sus caracter�sticas tribales por la influencia han, y s�lo conservan la lengua como rasgo distintivo. En algunas regiones, sobre todo al SO, aparece una mezcla de varios grupos �tnicos diferentes.

Las barreras ling��sticas y geogr�ficas han dado lugar a un cierto aislacionismo entre ellos y a la preservaci�n de sus caracter�sticas econ�micas y culturales particulares. En las zonas accesibles y con menor altitud, sobre todo en los valles m�s f�rtiles y m�s aptos para el asentamiento urbano, los han han ejercido su influencia, mientras que en las zonas monta�osas se conservan los grupos tribales originales que subsisten a partir de formas agr�colas primitivas. Mientras que las minor�as de la gran familia sino-tibetana se concentran en el S y SO de China, la segunda gran fam�lia --la altaica--, se halla representada por minor�as del N y de NO, dividida en dos ramas principales: la turca y la mongol.

La rama turca, de tradici�n musulmana, constituye la m�s antigua de la familia altaica. Los uighur forman el grupo minoritario m�s numeroso. Se distribuyen a lo largo de los oasis de Dzungaria, Tarim y Sinjiang, dependiendo mayoritariamente de la agricultura de regad�o para subsistir. Otras minor�as turcas son los kazakh y los kirgiz, pueblos pastores n�madas, que todav�a conservan caracter�sticas de organizaci�n tribal. Los kazakh habitan en el NO y NE de Sinjiang, establecidos en la Regi�n Aut�noma de Ili Kazakh, mientras que los kirgiz se dedican al pastoreo de alta monta�a y se concentran mayoritariamente al O de Xinjiang.

Los mongoles, la segunda rama de la familia altaica, constituyen la minor�a m�s dispersa sobre el territorio del pa�s, debido a su tradici�n n�mada. Muchos de ellos habitan en la regi�n de Mongolia Interior y un peque�o grupo se distribuye en los territorios comprendidos entre Xijiang hasta Tsinghai y Kansu, y en el interior de las provincias del NE (Kirin, Heilungkiang y Liaoning). Adem�s, los mongoles se establecieron antiguamente en dos regiones aut�nomas (Kazakh y Tsinghai), que comparten con los tibetanos.

A pesar de que algunos mongoles siguen conservando sus actividades de pastoreo, la mayor�a vive de la agricultura sedentaria, complementada por las actividades ganaderas. Unas pocas minor�as de China proceden de la familia indo-europea (los tadzhik, pertenecientes a la rama iran� y concentrados al O de Xinjiang), y de la familia austro-asi�tica (los kawa, de la rama mon-khmer, situados al l�mite m�s occidental de China).

El hecho de que China sea el pa�s m�s poblado de la Tierra le confiere un inter�s demogr�fico destacado: una quinta parte de la poblaci�n mundial vive en China. La gran masa de poblaci�n constituye un fen�meno antiguo, fruto de una alta natalidad, que no ha sido posible neutralizar a pesar de la alta mortalidad. Las densidades de poblaci�n son muy elevadas, considerando la econom�a fundamentalmente agr�cola y el asentamiento humano b�sicamente rural. La poblaci�n se ha multiplicado por veinte desde principios de la era cristiana.

En el siglo II hab�a 57 millones de chinos; durante el siglo XII China goz� de un per�odo de prosperidad econ�mica que repercuti� en un aumento demogr�fico importante, alcanzando los 100 millones de habitantes. A mediados de 1750 sumaba 200 millones, y un siglo despu�s la cifra se hab�a duplicado. En 1953, el primer censo riguroso contabiliz� 583 millones de habitantes.

A partir de 1950, la estabilidad social, la introducci�n de mejoras sanitarias y el incremento del nivel de vida condujeron a un aumento en la tasa de natalidad que se materializ� en un rapid�simo incremento de la poblaci�n. A principios de la d�cada de 1990 el pa�s superaba los 1 100 millones de habitantes.

A partir de la d�cada de 1950 comenz� la aplicaci�n de medidas antinatalistas, ante el r�pido y progresivo aumento de la poblaci�n

El r�pido y progresivo aumento de la poblaci�n, con la consecuente limitaci�n de recursos y el descenso de la calidad de vida, plante� al gobierno la necesidad de establecer medidas antinatalistas. A partir de la d�cada de 1950 se iniciaron los programas de control de la natalidad, basados en las recomendaciones para retrasar la edad del matrimonio, la difusi�n de los m�todos anticonceptivos y la penalizaci�n de las familias con m�s de un hijo. Estas medidas dr�sticas no fueron efectivas hasta mediados de la d�cada de 1970, momento en que el crecimiento vegetativo se redujo del 2,6% anual a poco m�s del 1%.

No obstante, la poblaci�n continuaba aumentando cada a�o, y a principios de la d�cada de 1990 el crecimiento vegetativo se situaba en el 1,5%, con una tasa de mortalidad relativamente baja y una natalidad que continuaba siendo elevada. La esperanza de vida se situaba en los 70 a�os de edad (1990). Adem�s de la poblaci�n que vive en la rep�blica popular, una numerosa colonia china que a finales del s. XX superaba los 17 millones de personas, habita en otros pa�ses, sobre todo en el SE asi�tico, en el SO de los Estados Unidos y en Europa. Estos grupos proceden de antiguas emigraciones anteriores a la revoluci�n de 1949, momento en que se limitaron las salidas del pa�s.

Debido a las complejas condiciones naturales, la distribuci�n de la poblaci�n de China es muy irregular. Las densidades contrastan notablemente entre la mitad oriental y los territorios del O. Las m�s elevadas se encuentran en la costa y en los valles aluviales f�rtiles, especialmente en los deltas de Yangtze y del r�o de las Perlas y en la llanura de Ch'eng, al O de Szechwan, superando los 1 000 habitantes por km2. En contraste, la mitad occidental del pa�s tiene un clima que reduce al m�nimo el asentamiento humano (desiertos del Tibet o de Xinjiang). Solamente en las zonas bien irrigadas de los bordes monta�osos se encuentran algunos n�cleos de poblaci�n.

Las migraciones internas del s. XX han tenido un papel importante en la configuraci�n de la distribuci�n actual de la poblaci�n. La inmigraci�n de los han en el territorio de Manchuria, al NE del pa�s, constituye uno de los movimientos poblacionales m�s significativos del siglo, sobre todo a partir de la d�cada de 1920, en que los agricultores del S se establecieron en las f�rtiles tierras de regad�o en la regi�n del NE.

A partir de 1949 el gobierno inici� una pol�tica planificada de las migraciones hacia las zonas interiores y fronterizas, con el fin de fomentar el equilibrio territorial del pa�s. Consecuentemente, se inici� un incremento demogr�fico y un desarrollo de peque�as ciudades industriales y mineras, apoyado por la construcci�n de nuevas v�as de comunicaci�n que atravesaban grandes extensiones. A finales de la d�cada de 1980, aproximadamente el 30% de la poblaci�n de zonas interiores, como Mongolia Interior, Xijiang, Heilungkiang y Tsinghai, se compon�a de inmigrantes, en gran parte procedentes del grupo han.

Seg�n datos de 2004, China cuenta con una poblaci�n de cerca de 1300 millones de habitantes (casi treinta veces la de Espa�a), de los cuales el 48.5% son mujeres y el 51.5% varones.

El �ndice de natalidad es de 12.29� y el de mortalidad es de 6.42�.La Rep�blica Popular China es un pa�s unificado y multi�tnico. De sus 56 grupos �tnicos, el pueblo Han ocupa el 91,02 por ciento del total de la poblaci�n, y el resto de 55 etnias minoritarias el 8,98 por ciento. Las �reas habitadas por las minor�as �tnicas representan entre el 50 y el 60 por ciento del territorio nacional.

El idioma nacional es el chino mandar�n (Putonghua o lengua de uso com�n), que est� basado en el dialecto de Pek�n. De las 55 minor�as �tnicas, a excepci�n de los habitantes Hui y Manch�, que usan tambi�n la lengua nacional, las dem�s 53 etnias usan lenguas propias y 23 tienen su propia escritura. Existen entre seis y doce grupos regionales de chino -dada la diversidad sociopol�tica y cultural existente, hay una gran controversia a la hora de catalogar las variantes como lenguas o dialectos-, siendo el mandar�n el m�s hablado con unos 800 millones de hablantes, seguido del wu con 90 millones, y el can�ton�s con 70.

A fin de que haya un chino est�ndar, los gobiernos de China, Taiw�n y Singapur utilizan el mandar�n como lengua gubernamental, de instrucci�n en las escuelas y en los medios de comunicaci�n.

China es un pa�s con m�ltiples religiones y m�s de 100 millones de creyentes. En el pa�s se profesan el budismo, el islamismo y el tao�smo, propio de China, que son las creencias de mayor difusi�n entre la po�blaci�n.Adem�s est�n el catolicismo y el cristianismo, el chamanismo, la iglesia ortodoxa oriental y la religi�n dongba. La libertad de cultos est� reconocida por la Constituci�n y el gobierno protege las actividades religiosas.

 

Econom�a

La poblaci�n china es mayoritariamente rural; a principios de la d�cada de 1990, m�s del 80% viv�a en el campo. No obstante, a partir de 1950 se produjo un progresivo aumento de la poblaci�n urbana, resultado del desplazamiento de numerosos colectivos rurales a la ciudad como consecuencia de la demanda de mano de obra que impuls� el desarrollo industrial. Hasta la revoluci�n de 1949 la industria era poco importante y las ciudades ten�an una funci�n casi exclusivamente administrativa y comercial. Posteriormente, las grandes urbes chinas se convirtieron en importantes centros industriales y comerciales. Destacan las ciudades de la parte oriental del pa�s: Pek�n (la capital), Tianjin, Shanghai y Guangzhou. Las tres primeras se constituyen en municipalidades, comprendiendo la ciudad central y algunos distritos subordinados; Pek�n comprende la ciudad propiamente dicha y cinco distritos.

A partir de la d�cada de 1950 la ciudad se convirti� en un importante n�cleo industrial, con la puesta en explotaci�n de las minas de carb�n de Mentougou y Mouzhengqiang y de las minas de hierro de Shuizhang y Qienan, todas ellas en la zona suburbana del O, donde se ha creado un gran combinado sider�rgico. Las industrias de transformaci�n (qu�micas, textiles, construcciones mec�nicas, material el�ctrico y electr�nico), se han localizado preferentemente en la zona suburbana del E. A esta funci�n industrial hay que a�adir las responsabilidades administrativas derivadas de la capitalidad del estado, as� como las culturales.

En Pek�n se hallan la Asamblea Nacional, el Consejo del estado, los ministerios, los tribunales superiores de justicia y los organismos centrales del Partido comunista y del sistema de planificaci�n econ�mica, al tiempo que cuenta con numerosas instituciones culturales. La ciudad ejerce todas estas funciones gracias a una completa red de comunicaciones, en forma de estrella, de la que ella es el n�cleo: enlaces ferroviarios con Wuhan y Cant�n, con Shanghai, con el Shandong y el NE, con Ul�n Bator y el Transiberiano, con Taiyuan y el Shanxi, con X'ian, con el Xinjiang, con el Sichuan y con la pen�nsula Indochina. Las tierras de la municipalidad de Pek�n que rodean la ciudad por el S y el E constituyen una rica regi�n agr�cola, gracias a una vasta red de irrigaci�n, y un centro ganadero que abastece a la capital. Shanghai es una municipalidad que sobrepasa los 10 millones de habitantes: la segunda ciudad m�s grande de Asia, despu�s de Tokio.

Situada en la costa del mar de la China oriental, en el delta del Yanghse, es un centro estrat�gico para las relaciones entre el N y el S. Se constituye como el mayor puerto del pa�s y uno de los primeros del continente asi�tico, as� como un gran centro industrial y comercial. Desde su obertura al comercio europeo, a finales del s. XIX, desarroll� una importante industria (textil, petrol�fera, naval, sider�rgica, mec�nica, qu�mica y alimentaria). Tianjin, al SE de Pek�n, engloba la ciudad de este nombre y cinco distritos subordinados. Situada en la desembocadura del Hai, es el mayor puerto de la China septentrional y uno de los n�cleos industriales m�s importantes. Su puerto, Xingang, desempe�a un papel de primera magnitud para el comercio con Jap�n, el Asia meridional y Europa. Cant�n es la capital de la provincia de Guangdong. Situada en el sector NE del delta del Xi Jiang, constituye el mayor puerto de la China meridional. Su importancia se debe, en gran parte, a su emplazamiento estrat�gico como n�cleo ferroviario. Cant�n fue considerada, en otro tiempo, como una de las puertas de China. Es un centro industrial del textil (seda, algod�n, yute), la mec�nica, el cemento, el papel y la artesan�a.

China es un pa�s de econom�a planificada, controlada por el estado seg�n los principios socialistas. Hasta finales de la d�cada de 1940, la rep�blica contaba con grandes problemas: las epidemias de c�lera, peste y paludismo eran un hecho corriente; el 75% de las tierras estaban en manos de una minor�a de terratenientes; el problema alimentario no estaba resuelto; exist�a una red de comunicaciones deficiente; y, finalmente, la subordinaci�n al capital extranjero era absoluta. Con la revoluci�n de 1949 el pa�s adopt� un sistema colectivista y planificado cuyo objetivo principal era conseguir el desarrollo productivo y la industrializaci�n, a partir de sus recursos internos. Este sistema se tradujo en la existencia, por primera vez, de un presupuesto, un sistema fiscal centralizado, una moneda �nica y un sistema bancario dependiente del Banco Popular, estrictamente controlado por el estado. La planificaci�n de la econom�a se realiz� a trav�s de los denominados planes quinquenales.

En febrero de 1953 se inici� el primer Plan Quinquenal, que ten�a por finalidad la reforma agraria, la nacionalizaci�n de la industria pesada y de una parte importante de las industrias ligeras, y el monopolio estatal sobre el comercio interior y exterior. Las medidas de desarrollo para la industria pesada fueron consideradas como el principal eje de progreso econ�mico del pa�s. La industrializaci�n se complement� con importantes inversiones de capital en v�as de comunicaci�n (para alcanzar el desarrollo de un mercado interior), y en el sistema educativo (para la formaci�n de especialistas de todo tipo). Al mismo tiempo, se inici� la colectivizaci�n agr�cola, a partir de la creaci�n de cooperativas y de la intensificaci�n de los cultivos. El segundo Plan Quinquenal (1962), sigui� acentuando la importancia de la industria pesada y la continuidad de la reforma agraria. El tercero, en 1970, tuvo como finalidad el desarrollo simult�neo de la industria y la agricultura. Los sectores prioritarios del cuarto Plan Quinquenal (1975) fueron la maquinaria, la electricidad, los transportes y la industria petrolera.

A partir de 1978, despu�s de la muerte de Mao Zedong, se adoptaron medidas m�s pragm�ticas, menos intervencionistas y con mayor acento en la productividad. El estado chino dio fin a la pol�tica de autosuficiencia econ�mica y se multiplicaron los intercambios comerciales con Jap�n, Europa y los Estados Unidos. Del mismo modo, se modific� el sistema de gesti�n industrial y se complement� la estructura de comunas campesinas con la creaci�n de peque�as parcelas privadas.

A principios de la d�cada de 1990 gran parte de la agricultura se basaba todav�a en el arrendamiento de tierras comunales, pero con trabas burocr�ticas cada vez menores. La industria pesada segu�a siendo propiedad estatal, pero la direcci�n cada vez depend�a menos de los controles del estado. La industria ligera y las empresas de servicios se convirtieron en viveros para peque�as sociedades y nuevos empresarios aut�nomos privados.

La ca�da del comunismo en la Europa del Este y el derrumbamiento de la U.R.S.S. (1990-1991), plante� al estado la necesidad de unirse a la econom�a de mercado, hacia un modelo denominado �socialismo de mercado con caracter�sticas chinas�, cuyo principal objetivo era el desarrollo de su econom�a y su comercio con Occidente y la inserci�n del pa�s en el sistema mundial, facilitando la inversi�n, los viajes, la educaci�n y otras formas de relaci�n con el exterior.

Las deficiencias en la red de comunicaciones y los sistemas de transporte, unidas a las importantes diferencias de disponibilidad de recursos humanos y de infraestructura industrial, han comportado una enorme desigualdad econ�mica entre las diferentes regiones. Las zonas con mayor �ndice de prosperidad se hallan en el sector m�s oriental, sobre todo en la costa del SE (delta del r�o de las Perlas), en la llanura oriental, a ambos lados del r�o Yangtze, y en la regi�n de Pek�n-Tientsin-Liaoning, al borde del golfo de Bo.

A pesar de los progresos en la v�a de la industrializaci�n, China contin�a siendo un pa�s eminentemente agr�cola, con una larga tradici�n de m�s de tres milenios. Despu�s de la revoluci�n, el gobierno persigui� el objetivo de aumentar la producci�n agr�cola hasta cubrir las necesidades alimentarias de la poblaci�n sin recurrir a las importaciones.

La explotaci�n del campo se organiz� a partir de una pol�tica de colectivizaci�n, basada en la organizaci�n de los campesinos en equipos de producci�n (comunas), de diferente tama�o y riqueza seg�n las zonas. Despu�s de duras cr�ticas a esa pol�tica de colectivizaci�n forzada, se apel� a la moderaci�n y se plante� que los miembros de la comuna tuviesen la posibilidad de conservar la propiedad de sus viviendas y de los �tiles agr�colas, as� como tambi�n el derecho a determinar los tipos de cultivo y el n�mero de trabajadores requeridos para cada tarea. Debido a las caracter�sticas topogr�ficas y clim�ticas, un gran porcentaje de la tierra es improductiva. Por ello, uno de los objetivos fundamentales de la pol�tica agraria china, desde la d�cada de 1960, ha sido la expansi�n de la superficie de cultivo, junto a la mecanizaci�n y al desarrollo de los sistemas de irrigaci�n, como la regulaci�n de los r�os mediante muros de contenci�n, canales y embalses.

Por otro lado, los suelos presentan problemas de erosi�n y de desgaste despu�s de muchos siglos de explotaci�n intensiva, y est�n sometidos a problemas ambientales, como las inundaciones o las sequ�as. �stas son algunas de las razones por las que China presenta una gran variedad de regiones agr�colas. Las tierras m�s f�rtiles se hallan en el SE y el centro del pa�s, mientras que las regiones del N y del O tienen zonas de cultivo marginales a los pies de los sistemas monta�osos. Las cosechas m�s importantes son las de cereales, de los que China es uno de los primeros productores del mundo.

El arroz, que ocupa una tercera parte del total de la superficie cultivada, es el cereal predominante, sobre todo al S del pa�s, c�lido y h�medo, y en especial en el valle del Yangtze. Al N, en cambio, predominan las cosechas de trigo, sobre todo en la gran llanura aluvial del Huang.

China es uno de los primeros productores mundiales de cereales. En la imagen, trilla del arroz en la localidad de Wuban

El ma�z y la soja, despu�s del arroz y el trigo, son los cereales m�s extendidos. Los cultivos de legumbres y de hortalizas (boniatos y patatas), constituyen una aportaci�n alimentaria remarcable, destacando tambi�n los productos industriales como el algod�n, o los productos tropicales como el cacahuete. El t� se cultiva en el valle de Yangtze y en las provincias costeras de Zhejiang y Fujian. La ca�a de az�car se cultiva en la costa, y la remolacha azucarera en la regi�n de Manchuria. Tambi�n se cultivan el yute, el c�namo y el tabaco.

El progreso de la ganader�a, estrechamente relacionado con la agricultura, ha sido importante sobre todo en el ganado porcino, cuya producci�n ocupa uno de los primeros puestos mundiales. El ganado bovino y caballar se utiliza como tracci�n para las labores intensivas. La ganader�a extensiva n�mada (ovejas y caballos), aparece all� donde no es posible la agricultura: al O de Xinjiang, en Mongolia Interior o en el Tibet.

La actividad pesquera, con importantes vol�menes de capturas, coloca a China entre los principales pa�ses productores de pescado. Es destacable la pesca de tipo fluvial, que se practica en r�os, canales, arrozales, lagos y zonas pantanosas. La pesca mar�tima de bajura se realiza en embarcaciones artesanales, mientras que las de motor se reservan, casi exclusivamente, para la pesca de altura. Aprox. un 15% de la superficie del pa�s es forestal, aunque en claro retroceso debido a las talas intensivas.

En China destaca la pesca de tipo fluvial, practicada en r�os, canales, arrozales, lagos y zonas pantanosas

Los principales bosques se hallan en las monta�as de Tsinling y en la zona central de Szechwan-Yunnan. Debido a los dif�ciles accesos, los bosques de las monta�as de Tsinling no se explotan intensivamente, mientras que la zona de Szechwan y Yunnan constituye la principal proveedora de madera. A pesar de que China dispone de una enorme riqueza de recursos minerales, su aprovechamiento es limitado debido a las insuficientes v�as de comunicaci�n, a las grandes distancias y a los relieves accidentados. El pa�s posee una de las reservas de carb�n m�s importantes del mundo. Los yacimientos m�s ricos se hallan al N: la cuenca del Shanxi contiene casi la mitad de ellos. Otras regiones carbon�feras destacables son Heilungkiang, Liaoning, Kirin, Hopeh y Shantung. En la China m�s meridional existen peque�as explotaciones de carb�n en Szechwan, Kwangtung, Kwangsi, Yunnan y Kweichow, que alimentan sus industrias regionales.

Los hidrocarburos constituyen la segunda fuente de energ�a m�s importante del pa�s. Los principales yacimientos petrol�feros se encuentran en Daqing, en el golfo de Bo, en la depresi�n pantanosa de Zaidam y en Xinjiang. La producci�n cubre las necesidades interiores y, por otro lado, es exportada. El gas natural constituye todav�a un recurso escasamente conocido, con una explotaci�n relativamente limitada. Los mayores dep�sitos se hallan en los campos petrol�feros del N, especialmente en Ta-Ch'ing y en Sheng-li. Otros dep�sitos de gas, descubiertos recientemente, se encuentran en Hopeh, Kiangsu, Shanghai, Chekiang y tambi�n en la isla de Hainan. El subsuelo contiene grandes reservas de hierro, especialmente en Kansu, Kweichow, Kwantung y Szechwan. Tambi�n posee abundantes yacimientos de manganeso, molibdeno, tungsteno, cobre, bauxita y esta�o. Entre los minerales no met�licos destacan los yacimientos de sal en la costa. China experiment� un desarrollo industrial creciente a partir de 1949, llegando a convertirse, en la d�cada de 1970, en el pa�s m�s industrializado del Tercer Mundo.

Despu�s de 1978, tras la muerte de Mao, la pol�tica industrial experiment� una clara evoluci�n que se materializ� en las importaciones de bienes de equipo y tecnolog�a, y en el est�mulo a la productividad, con la diversificaci�n de los salarios. En la ruta de la industrializaci�n, China ha dedicado un m�ximo esfuerzo al sector el�ctrico (con la construcci�n de un gran n�mero de centrales t�rmicas, hidr�ulicas y nucleares), y al sector de la industria pesada. La sider�rgica, en fase de r�pido desarrollo, se localiza, principalmente, en la regi�n de Manchuria y en el valle del Yangtze.

La industria textil tiene un enorme volumen de producci�n, ya que abastece a m�s de mil millones de personas. Destaca la fabricaci�n de prendas de algod�n, lana, seda y, en menor medida, de fibras sint�ticas. Los centros m�s importantes se ubican en Shanghai, tradicional centro de producci�n textil, Pek�n, Cant�n y Haerbin. La industria mec�nica tiene como principal actividad la fabricaci�n de camiones (fundamentales para el transporte, dada la insuficiencia de la red ferroviaria), y tractores. Las principales f�bricas se hallan en Tianjin, Baotou, Cant�n y Shanghai. Tambi�n son destacables las industrias de construcci�n naval en L�da y Shanghai; de material ferroviario, en Changzhou y L�da; de material el�ctrico, en Haerbin; y de equipamientos agr�colas, en L�da, Pek�n, Tianjin, Nanjin y Fushum.

La industria qu�mica creci� notablemente a partir de la d�cada de 1960, sobre todo en la producci�n de fertilizantes y en el sector petroqu�mico. Los n�cleos donde se encuentran los mayores complejos qu�micos son Pek�n y Shanghai. Las instituciones financieras, de acuerdo con los principios socialistas, se hallan mayoritariamente en manos del estado. Los principales instrumentos de control fiscal y financiero son el Banco Popular de China y el Ministerio de Finanzas, ambos sujetos a la autoridad de la Comisi�n Econ�mica Estatal.

Uno de los mayores problemas de la econom�a china es la insuficiencia de la red viaria y su desigual desarrollo a trav�s del territorio; mientras que en la regi�n oriental, sobre todo en el n�cleo Pek�n-Shanghai, existe una densa red de transportes, la regi�n del O del pa�s presenta grandes deficiencias. No obstante, la falta de v�as terrestres queda relativamente compensada por la utilizaci�n de m�s de 150 000 km de v�as navegables, sobre todo el Amur y sus afluentes, y el curso bajo del Yangze. La red a�rea interior est� cubierta por compa��as nacionales, pero la explotaci�n de la mayor parte de las l�neas internacionales se halla en manos de compa��as extranjeras. Pek�n, Shanghai y Cant�n poseen aeropuertos internacionales. El comercio exterior es un monopolio del estado y constituye uno de los principales objetivos para desarrollar la econom�a e insertar el pa�s en el mercado mundial.

Hasta 1969 los intercambios comerciales se realizaron, casi exclusivamente, con los pa�ses socialistas. Sin embargo, a partir de 1970 los mayores proveedores de China fueron Jap�n, Hong Kong, Europa occidental y los Estados Unidos. El comercio con el Tercer Mundo est� relacionado con la ayuda financiera y t�cnica que presta a los pa�ses en v�as de desarrollo. China importa de los pa�ses m�s desarrollados bienes de equipo, hierro y acero, textiles, cereales y fertilizantes. Exporta, mayoritariamente a los pa�ses del Tercer Mundo, textiles, hidrocarburos y productos agr�colas.

 

 

Pol�tica

Seg�n la Constituci�n de 1954, que define el sistema de gobierno de la Rep�blica Popular, China es un estado socialista en donde el Poder Legislativo es ejercido por la Asamblea Popular Nacional y por el Consejo Popular Supremo. Formada por m�s de 3 000 miembros, elegidos cada 5 a�os por sufragio universal, la Asamblea se re�ne una vez al a�o. El Poder Ejecutivo se halla en manos del Consejo de Asuntos del Estado, compuesto por 40 miembros que forman el gabinete ministerial y presidido por el primer ministro de la Rep�blica (nominado por el presidente y designado por la Asamblea Nacional durante un per�odo de 4 a�os)

La constituci�n confiere el papel de n�cleo dirigente del pueblo chino al Partido Comunista, cuya direcci�n la ostenta el Comit� Central y cuyos miembros eligen al Politbur�, m�ximo �rgano de poder. En 1982 se sustituy� el cargo de presidente del partido por el de secretario general. Sin embargo, en la pr�ctica, el poder real ha radicado en ocasiones en manos del presidente o secretario general del Partido y, otras veces, en el primer ministro. China es una rep�blica federal donde coexisten tres niveles administrativos: las 21 provincias, las cinco regiones aut�nomas (Mongolia Interior, el Tibet, Xinjiang, Ningxia y Qinghai), y las tres municipalidades (Pek�n, Shanghai y Tianjin). Las provincias y regiones aut�nomas se subdividen en prefecturas, distritos y municipios.

La Rep�blica Popular China es una rep�blica socialista unitaria y multinacional, cuyo sistema de gobierno es una democracia popular basada en el r�gimen de partido �nico y una ideolog�a de Estado:el marxismo leninismo y el pensamiento de Mao, Deng Xiaoping y Jiang Ze Min.

El pa�s est� dividido en 4 municipalidades (Chong Qing, Pek�n, Shanghai y Tianjin,), 23 provincias, 5 regiones aut�nomas (entre ellas, Tibet y Mongolia Interior) y dos regiones administrativas especiales: Hong Kong y Macao.

 

 

Cultura

 

Literatura

La literatura china es una de las m�s fecundas y creativas del mundo. Se caracteriza por ser un g�nero fundamentalmente culto, debido a la extrema complejidad de la escritura caligr�fica, que busca producir, sobre todo en la poes�a, tanto un efecto visual como de lectura oral. Las muestras m�s antiguas escritas en lengua china se remontan a los �ltimos siglos de la dinast�a Shang (ss. XIV-XII a C). Son inscripciones realizadas sobre huesos y caparazones o sobre vasos ceremoniales. Sin embargo, por su excesiva brevedad, no pueden ser consideradas documentos literarios.

La tradici�n literaria propiamente dicha se inici� a partir de la instauraci�n de la dinast�a Zhou, en el siglo XII a C, con un prop�sito fundamentalmente did�ctico. Ejemplo de ello fue la aparici�n de la primera antolog�a, Los cinco jing, o libros cl�sicos, que constituir�an la base de la ense�anza de Confucio. El m�s relevante desde el punto de vista literario es el Shi jing, que ejerci� una influyencia considerable sobre la poes�a posterior, que destaca los aspectos l�ricos sobre los narrativos. El primer poeta chino conocido fue Qu Yuan (ss. IV-III a C), al que se le atribuyen eleg�as, como la titulada Lisao o Encuentro con el dolor, con un car�cter pol�tico-er�tico. Este g�nero fue cultivado durante m�s de cinco siglos y con frecuencia ha reaparecido en la historia de la literatura china. Las primeras colecciones de autor�a individual fueron el Dao-de jing, o Libro de la raz�n suprema (el Tao), que se atribuye a Laozi, considerado el fundador del tao�smo, y el Lun yu, conocido como Analectas (conversaciones) que, seg�n una dudosa tradici�n, fue editado por Confucio. Con la unificaci�n del Imperio por la dinast�a Qin (221-206 a C), apareci� un nuevo g�nero, el fu, que se caracterizaba por la fusi�n de elementos po�ticos y pros�sticos. La labor m�s importante de sus autores fue la conservaci�n de las baladas o cantos populares (yuefu), que dieron lugar a una nueva forma po�tica, el kushi o poemas de car�cter antiguo.

Bajo la dinast�a Han se consolid� un modelo de lenguaje escrito culto, el wenyan, que intentaba resolver el problema ling��stico en un territorio donde los dialectos se multiplicaban constantemente. Este modelo dominar�a la literatura erudita hasta el siglo XX, aunque no sigui� el proceso evolutivo de la lengua hablada. La literatura china conoci� una de sus etapas m�s brillantes con la dinast�a Tang (618-907), sobre todo en poes�a, que tuvo un extraordinario florecimiento gracias a la aparici�n de nuevos g�neros. De entre m�s de dos mil poetas de la dinast�a Tang, destacan Mang Haoran, Wang Wei, Du Fu y, sobre todo, Li Bo, el gran representante del esp�ritu budista. En prosa, Han Yu reform� el estilo artificial, alcanzando una mayor libertad gramatical, que favoreci� la aparici�n de numerosos relatos amorosos y de aventuras.

Durante la dinast�a Song (960-1279), la producci�n literaria se vio notablemente incrementada debido, fundamentalmente, al perfeccionamiento de la imprenta. Dentro de la poes�a existieron dos g�neros dominantes: el shi, poes�a erudita y tradicional, cuyo principal representante fue Lu You; y el ci, l�rica popular, que consagr� figuras tan notables como Ouyang Xiu y Li Quingzhao. La dinast�a Yuan (1279-1368), trajo consigo una diversificaci�n de las actividades literarias. Lo m�s notable del per�odo fue el florecimiento del g�nero dram�tico, caracterizado por un acercamiento a la lengua coloquial y al g�nero oper�stico. Los autores dram�ticos m�s representativos fueron Guan Hanqing, Wang Shifu y Ma Zhiyuan.

Durante la dinast�a Ming (1368-1644), la literatura estuvo caracterizada por la emulaci�n de los cl�sicos del pasado, a la par que aumentaba la influencia literaria de los territorios del S. Durante el siglo XVI la novela alcanz� el momento de m�ximo esplendor. Con la conquista de los manch�es se estableci� una nueva dinast�a, la Qing (1644-1911), durante la cual se prolong� la imitaci�n de las formas cl�sicas y en la que, a pesar de que el estilo alcanz� el momento m�s brillante, existi� una falta de verdadera creatividad. Entre los poetas destac� el manch� Nara Singde (1655-1685), quien, a pesar de estar muy influido por los cl�sicos, mostr� una exaltaci�n original en sus descripciones de la naturaleza. En narrativa, Pu Songling (1640-1715) continu� la tradici�n del cuento fant�stico escrito a la manera tradicional (wenyan). En este mismo per�odo Zao Zhan escribi� la novela china m�s conocida y con un mayor n�mero de traducciones a otras lenguas extranjeras, Sue�o de la morada roja, que narra la historia de un tri�ngulo amoroso y la ca�da de una gran familia.

Despu�s de la Guerra del Opio (1839-1842), la cultura china se abri� al mundo occidental y muchos escritores del pa�s recibieron la influencia extranjera. En poes�a, la obra de Huang Zunxian (1848-1905), refleja los viajes del autor al exterior, en un intento de incorporar la lengua hablada al lenguaje po�tico. Este movimiento, traspasado a la prosa por Liang Qichao (1873-1929), fue conocido como la Revoluci�n de la poes�a china y tuvo una profunda influencia sobre la poblaci�n de principios del siglo XX. La entrada de China en el mundo moderno, con la proclamaci�n de la Rep�blica (1911), mostr� la ineficacia del lenguaje cl�sico para la transmisi�n de nuevas ideas. Chen Duxiu fue el impulsor principal de la reforma del lenguaje; el primer paso consisti� en escribir en lengua vern�cula, para lo que se crearon diversas revistas y grupos literarios. El nuevo estilo qued� consagrado con Lu Xun, autor de obras sat�ricas que atacaban el conservadurismo de la sociedad. Lu Xun abri� nuevos caminos a la narrativa del pa�s y consigui� la celebridad internacional con Diario de un loco (1918) y La verdadera historia de Ah Q (1921).

Las convulsiones pol�ticas que tuvieron lugar durante la d�cada de 1920 provocaron un cambio de rumbo en las letras, utilizadas, sobre todo, como instrumento pol�tico. Novelistas como Mao Dun, Lao She y Ba Zhin, poetas como Guo Moruo y dramaturgos como Chiao Zhun se erigieron como grandes escritores del siglo XX. Tras el establecimiento de la Rep�blica Popular en 1949, la literatura continu� emple�ndose para transmitir ideales pol�ticos. El presidente del Partido Comunista, Mao Zedong, impuls� una literatura de formas y contenidos proletarios. Aparecieron entonces algunos autores populares, como Zhao Shuli, Liu Baiyu y Zhou Libo, que gan� el premio Stalin de literatura con la novela El Hurac�n (1949). En 1958 Ai Wu escribi� El acero templado, que constituy� la primera gran novela de la industrializaci�n. Entre los autores aparecidos despu�s de la revoluci�n cabe destacar a Li Zhun, Li Zhiao, Sun Li, Yang Shuo y, principalmente a Yang Mo, autora de la famosa novela Canci�n de juventud.

Una escritora muy conocida desde los a�os treinta, Ding Ling, public� una notable novela sobre la reforma agraria, Brilla el sol sobre el r�o Sang-gan (1950), que gan� el premio Stalin de literatura. Finalmente, la Canci�n de nuestros ideales (1974), poema escrito por un colectivo popular an�nimo, constituy� la �ltima obra revolucionaria.

Tras la muerte de Mao se produjo un retorno de los viejos escritores de influencias burguesas, que hab�an sido bandeados durante la Revoluci�n Cultural (Ba Jin, Qu Bo, Ding Ling, Tien Jien y Ai Quing, entre otros), y surgieron nuevos escritores, como los autores de cuentos Liu Xinwu y Zhang Jie.

 

Arte

En China el arte ha tenido un largo desarrollo, y los artistas, tradicionalmente, ocuparon un lugar destacado dentro de la escala social. Las primeras manifestaciones art�sticas se remontan al segundo milenio antes de la era cristiana con la introducci�n del jade, que se utiliz� fundamentalmente para piezas ornamentales, y de la talla de armas y utensilios.

Bajo la dinast�a Han (206 a C-220 d C), el arte experiment� un importante florecimiento; la seda y los objetos lacados tuvieron una gran difusi�n y se expandieron m�s all� de los territorios de Asia, hasta Roma y Alejandr�a (la ruta de la seda). Durante este per�odo, el desarrollo de la cer�mica se vio favorecido por el culto a los antepasados; los objetos estaban esp. dedicados a los muertos y se colocaban en las sepulturas. Por otro lado, a la dinast�a Han corresponde una de las obras arquitect�nicas m�s importantes del mundo: la Gran Muralla (221-206 a C), que fue construida con el fin de defender el pa�s de las incursiones de los b�rbaros del N.

La introducci�n del budismo, despu�s de la decadencia de la dinast�a Han (s. III), dio paso al desarrollo de la pl�stica china, con la construcci�n de figuras de piedra de Buda. M�s tarde, bajo la primera dinast�a Tang (618-907), la escultura se fue distanciando del ideal budista hacia nuevas formas decorativas.

Los Tang inauguraron la denominada Segunda Edad de Oro de la historia del arte chino. Se fabricaron numerosos objetos destinados a la exportaci�n hacia pa�ses lejanos y, mientras, el pa�s recib�a influencias extranjeras, gracias a las relaciones comerciales y a la presencia de colonias provenientes de India, Mesopotamia, Persia y Bizancio. El resultado fue la introducci�n de nuevas t�cnicas que dieron lugar a la aparici�n de productos delicad�simos, como la porcelana fina y los objetos de oro, plata y cobre, que desplazaron progresivamente a los productos lacados.

La entrada del budismo dio lugar al desarrollo de la pl�stica china, con la construcci�n de figuras rupestres de Buda

Durante la �poca Song (907-1279), la clase culta, que vivi� aislada pol�ticamente, vivi� dedicada al cultivo de las bellas artes. La pintura experiment� un notable desarrollo con la introducci�n de nuevas tem�ticas, como los elementos de la naturaleza. Esta pintura del paisaje se consolid� con la figura del pintor Jing Hao, que utiliz� la tinta aguada como medio de expresi�n.

Tuvo tambi�n una gran relevancia la figura del emperador Huizong, como creador de las primeras academias de pintura (dos de caligraf�a y una de pintura). A pesar de que el arte dominante de la �poca se caracterizaba por un cierto conformismo acad�mico, surgi� un grupo de artistas que cultiv� el expresionismo, sobre todo a base de tinta china sin colores (s. X y XII), relacionados con el grupo de pintores de meditaci�n budista (Chan).

Con la dinast�a Ming (1368-1644), tuvo lugar un retorno entusiasta a las formas antiguas y a la famosa cer�mica de exportaci�n, decorada en blanco y azul, con motivos mitol�gicos y tao�stas y otros ornamentos florales. Sin embargo, la producci�n en masa, dedicada a la exportaci�n, comport� una p�rdida progresiva de calidad. Durante los principios de la dinast�a manch� se conoci� un avivamiento del arte de la porcelana, caracterizado por un retorno a las formas primitivas, pero posteriormente, sobre todo a partir del s. XIX, las creaciones de calidad fueron cada vez m�s escasas, estereotipando la producci�n destinada a la exportaci�n.

Durante los ss. XIV y XV el tradicional arte de la laca experiment� un impulso remarcable, con la introducci�n de nuevas t�cnicas y modalidades, como las lacas de colores. Son famosos los objetos lacados (especialmente de bronce, madera, cuero y bamb�), con m�s de cien capas; abundan los objetos lacados rojos y negros, con elementos pintados de car�cter mitol�gico y tao�sta. Son famosos tambi�n los muebles y objetos lacados con incrustaciones de motivos de n�car, carey, madera noble, etc. Por su antig�edad, el jade constituye la segunda tradici�n china, que se ha mantenido durante milenios.

La riqueza de la Rep�blica y su gusto por los objetos de lujo durante los ss. XVII y XVIII se pueden medir por la gran demanda de jade, sobre todo para la casa imperial y para las clases m�s acomodadas. Importado de Oriente, sus colores iban del blanco al verde oscuro, y se tallaba con dibujos y formas que se remontaban a antiguas tradiciones: jarrones arcaicos, espejos y animales de todo tipo, amuletos y objetos rituales. Sin embargo, tal como sucedi� con la porcelana, la producci�n de jade se masific� progresivamente para la exportaci�n. Los jesuitas ejercieron una importante influencia con la aportaci�n de la pintura con esmalte. Cobre esmaltado blanco, en forma de cajas, jarrones, tazas, etc., se pintaba con paisajes y personajes de estilo europeo.

 

M�sica

La historia de la m�sica china puede dividirse en cuatro grandes per�odos: el primero, desde los inicios hasta el fin de la dinast�a Zhou; el segundo, hasta el ocaso de la dinast�a Tang; el tercer per�odo termina con la decadencia del imperio Qing; y el �ltimo abarca la �poca contempor�nea. Durante el primer per�odo (desde los inicios hasta el a�o 230 a C, aprox.), se establecieron las caracter�sticas tradicionales del sistema musical chino, manifestadas a trav�s de la danza y las canciones de la corte y de guerra. De este per�odo se conservan diversos instrumentos, como flautas, ocarinas, c�taras y campanas. Durante el segundo per�odo (230 a C-907), que coincide con la �poca de decadencia del confucianismo, la m�sica aut�ctona recibi� numerosas influencias extranjeras, sobre todo provenientes del centro de Asia.

El descubrimiento de la imprenta, durante la dinast�a Tang (618-906), permiti� la difusi�n de numerosos tratados musicales y su promoci�n a Jap�n, donde ejerci� una considerable influencia. El tercer per�odo (907-1911), se corresponde con una etapa de renacimiento del confucianismo. Durante la dinast�a Song (960-1279), la m�sica experiment� un notable impulso; tuvo lugar una reconstrucci�n de la antigua m�sica ceremonial y se desarroll� un modelo de canci�n intimista, basada en textos po�ticos, que influy� en la formaci�n del drama musical y de la cl�sica �pera china (kunju). �sta, que se consolid� a mediados del siglo XVI, se caracteriza por ser un canto muy elaborado y por contar con una gran participaci�n de la danza, con la presencia de la flauta como instrumento mel�dico principal. El kunju domin� la vida musical china hasta el siglo XIX, persistiendo todav�a en la actualidad; influy� en la formaci�n de un teatro musical m�s evolucionado, la �pera pequinesa (jingju), surgida en el XIX y actualmente la m�s popular. Durante este per�odo la m�sica instrumental se limit�, b�sicamente, a dos instrumentos: el qin, especie de c�tara de siete cuerdas, y el pipa, similar al la�d con cuatro cuerdas, aparecidos en el siglo XV.

Otros instrumentos de menor importancia son una c�tara de dieciseis cuerdas (zheng), varios tipos de flautas, un viol�n de dos cuerdas, etc. La m�sica del siglo XX se inici� con la generalizaci�n de los conjuntos orquestales y con la sensible introducci�n de influencias japonesas y occidentales. A partir de la revoluci�n de 1949, se dio un importante impulso al estudio de la m�sica y a la utilizaci�n de la canci�n y del grupo coral con finalidades propagand�sticas, de est�mulo al trabajo y de conmemoraciones oficiales. A partir de la d�cada de 1970 la m�sica occidental ejerci� una fuerte influencia sobre la m�sica china. Sin embargo, los compositores m�s recientes se orientan hacia nuevas f�rmulas, basadas en la tradici�n ancestral.

 

Cine

En la actualidad, China ocupa el tercer puesto mundial en el n�mero anual de espectadores de cine. Las primeras proyecciones se realizaron en Shanghai, en el a�o 1903, por el emigrante valenciano Vicent Ramos. La producci�n china se inici� posteriormente. El primer gran �xito nacional fue El caso Yen Kiesing (1921). En 1931 se realizaron las primeras pel�culas sonoras: el musical La cantante Hong Midan (Hong Sen), y Canci�n de primavera (Li Bingshie). De los pocos filmes chinos proyectados en Europa durante aquella �poca destacan La rosa de Bu Shui (Y.S. Lee), y La Gran Muralla china (She Dongsai), basada en los horrores de la guerra y la agresi�n nipona.

Con el inicio del r�gimen comunista, en 1949, la producci�n cinematogr�fica fue nacionalizada, adquiriendo un claro compromiso pol�tico. Entre los a�os 1950-1960 destacan los t�tulos Chicos y chicas de China (Lin Cefen y Zhai Cian, 1949), El soldado de acero (Zheng Yin, 1950), Nuevos h�roes y hero�nas (Shi Dongshan, 1950) y Toda mi vida (Shi Hui, 1950). La industria cinematogr�fica experiment� un notable desarrollo a partir de 1956, momento en que se inaugur� una escuela cinematogr�fica en Pek�n. Adem�s, se crearon diversos centros de producci�n aut�ctona y se inici� la construcci�n de los primeros 33 estudios de una vasta red, 22 de los cuales fueron destinados al cine documental.

 

 

Gastronom�a

La gastronom�a china es de una gran riqueza y variedad. Es muy diferente dependiendo de la regi�n de la que proceda[1].

Gracias a los restaurantes chinos habituales en la mayor parte de occidente, su cocina se ha ido haciendo popular fuera de su pa�s.

Para comer alimentos s�lidos emplean los palillos y para los l�quidos sopas m�s aplanadas que las occidentales habituales.

El alimento b�sico en la cocina china es el arroz, pero tambi�n usan un sinf�n de ingredientes ex�ticos como puede ser la carne de perro o los nidos de algunos p�jaros. Tambi�n hay, de todos modos, gran cantidad de platos vegetarianos debido en gran parte a la influencia que ha tenido en este pa�s el budismo.

El arte culinario chino es muy variado y tiene muchas sectas. Entre ellas, las m�s representativas y reconocidas por la sociedad son 8 sectas locales. Los cuales son de Shandong, Sichuan, Guangdong, Fujian, Jiangsu, Zhejiang, Hunan y Anhui.

La variedad de la gastronom�a china es tal que hasta las diferentes cocinas regionales tienen sus propias e interminables listas de especialidades y estilos culinarios tradicionales, desde la cantonesa hasta la cocina de Shandong, Yangzhou, Sichuan, Xinjiang o Yunnan.

Para comer algo picante s�lo tienes que probar los platos de la regi�n de Sichuan y si prefieres algo m�s suave nada como alguna especialidad t�pica condimentada con frutos del mar de Chiu Chow o los cangrejos de agua dulce de Shanghai. El crujiente y sabroso Pato de Pek�n con salsa de ciruelas y cebollitas tiernas es uno de los platos favoritos de Asia, as� como el Pato Laqueado lo es en Beijing, la capital de la regi�n de Shandong.

La formaci�n de una secta no s�lo se relaciona estrechamente con la historia y la experiencia culinaria local, sino tambi�n con la geograf�a, el clima, los productos y costumbres locales. Un experto ha usado un met�foro para describir las caracter�sticas de esas 8 sectas de plato: los platos de Jiangsu y Zhejiang parecen a una linda doncella del sur de China; los de Shandong y Anhui parecen a un fuerte hombre norte�o, los de Guangdong y Fujiang parecen a un se�or�o elegante; y los de Sichuan y Hunan parecen a un literato o un acad�mico.

 

Algunas Especialidades

Comida de Guangdong (comida cantonesa): Est� basada en los platos de los lugares de Guangzhou, Chaozhou y Dongjiang, que son conocidos por una amplia variedad de ingredientes, hermosa presentaci�n y colores atractivos. Usa carne de serpiente, gato mont�s, y otros animales. Los platos se caracterizan por su frescura, delicadeza y sabor delicioso. En verano y oto�o los habitantes locales prefieren los platos ligeros, y en invierno y primavera, los manjares fuertes. Los condimentos son variados, pero se presta mucha atenci�n al sabor original de los ingredientes. Los platos m�s famosos son: carne de vacuno pasada por aceite, carne de serpiente, calabaza rellenada con carne al vapor, langostinos y congrio con cebolla china.

Comida de Sichuan: Este tipo de cocina est� compuesto por los platos de Chengdu (capital de la provincia de Sichuan) y Chongqing, y se caracteriza por su sabor picante y fuerte. Usa pollo, pato, carne de vacuno, y verduras como sus principales ingredientes. Presta mucha atenci�n a los condimentos, que son complejos y variados. Del arte culinario de Sichuan se dice que cada plato tiene su sabor �nico, y que en cien platos se encuentran cien sabores. Entre los platos m�s famosos figuran aletas de tibur�n, holoturias con salsa de soya, pedazos de carne tostados, pato ahumado con le�as de alcanforero, tiras de carne picantes, pollo Bangbang, pollo Guifei, pollo Taibai, carne de vacuno con f�cula al vapor, pollo Gongbao, reques�n de soya Mapo, entre otros.

Comida de Yangzhou: El arte culinario de las ciudades de Zhenjiang y Yangzhou es el m�s representativo de la provincia sure�a de Jiangsu. La selecci�n de los ingredientes y la preparaci�n son sumamente esmeradas. Se trata de platos ligeros en los que destaca el sabor del ingrediente principal, y que gustan tanto a los habitantes del norte del pa�s como a los del sur. Los platos m�s prestigiosos son: bolas de carne porcina que tienen el nombre de "cabezas de le�n", mariscos y productos del mar, carpa envuelta en hojas de loto, tiras secas de carne, pollo salado seco, entre otros.

Comida de Shandong: Los platos suelen ser espesos y no pesados, ligeros y sabrosos. Son arom�ticos, tiernos y frescos. Los platos m�s famosos son: caldo lechoso, caldo "transparente", sopa de nidos de golondrina y carpa agridulce.

Comida de Shanghai: Los principales platillos se preparan con salsa de soya, al vapor, guisados, fritos, tostados, con arroz glutinoso fermentado, o con otras t�cnicas y componentes. La cocina de Shanghai ha asimilado algunas ��� caracterizan por el caldo perfumado con aceite y salsa roja. Se sirve con arroz glutinoso fermentado.

Comida beijinesa: En la gastronom�a de Beijing se seleccionan los ingredientes con mucho esmero. Hay platos claramente marcados para las cuatro estaciones del a�o, con colores vistosos. Se usa poca sal, pero los platos no carecen de sapidez. Los principales sabores son dulce, salado, agrio, picante, de "cinco perfumes", pasta de soya, pasta de s�samo, entre otros. Los platos se preparan fritos, guisados con f�cula, asados a fuego intenso o tostados. Los manjares m�s famosos son: el pato laqueado de Beijing, pescado con arroz fermentado, pollo en pasta de soya, col con f�cula, entre otros.

Platos musulmanes: Tienen dos estilos distintos, el del norte y el del sur. En la regi�n septentrional se usan principalmente el carnero y carne de vacuno. Los manjares m�s famosos son: caldero mongol con carne ovina, asado, carne con salsa de soya, carne cocida a fuego intenso, y carne guisada. En el sur se cocina tambi�n con pollo y pato. Entre la comida musulmana, la olla mongola, o "caldero mongol", es el plato m�s interesante, adecuado para el invierno.

Comida Vegetariana: La comida preparada exclusivamente con vegetales es t�pica de la gastronom�a china y est� relacionada con las costumbres budistas y el vegetarianismo. La comida vegetariana al estilo de Shanghai lleva bastante aceite y un color claro. Los platos al estilo de Yangzhou, aprovechando las t�cnicas de preparaci�n de carne, tienen colores m�s oscuros y mayores variedades. Los manjares m�s famosos son: Chaoerdong (guisado de hongos y brotes de bamb�), langostinos vegetarianos (preparados con vegetales en la misma forma en que se guisan los langostinos verdaderos) , comida budista, galletas, y tortas con rellenos de verduras.

Adem�s de las hortalizas, los ingredientes b�sicos incluyen el lirio, hongos comestibles, y productos de soya. Los platos se preparan esmeradamente con aceites vegetales. Son nutritivos, exquisitos, f�ciles de digerir y saludables.

 

 

Fiestas

Fiesta de Primavera

Entre las fiestas m�s antiguas de China est�n la Fiesta de Primavera y la de los Faroles, a la primera se la llamaba antes Fiestas del A�o Nuevo porque corresponde al primer d�a del a�o del calendario lunar que segu�an los chinos. Seg�n el calendario solar, esta fiesta cae entre los �ltimos d�as de enero y comienzos de febrero.

Ya en tiempos remotos, China ten�a una agricultura altamente desarrollada y dicha fiesta concern�a, como es obvio, a la producci�n agr�cola. Al iniciar el a�o, la gente hac�a ofrendas a las divinidades del cielo y de la tierra y a los antepasados, rezaba por una rica cosecha de cereales y formulaba deseos de que todo marchara viento en popa.

De hecho ya desde el comienzo del duod�cimo mes del a�o lunar, el ambiente festivo se hace cada vez m�s intenso. Muchas familias sobre todo en el campo, comen "sopa de arroz del octavo d�a del duod�cimo mes" seg�n el calendario lunar, sopa hecha con arroz, mijo, arroz glutinoso, sorgo, frijolitos rojos, d�tiles, nueces, man�, etc., que simboliza una buena cosecha de los cereales. El 23 del mismo mes, d�a de donativos al Dios del Hogar, se colocaban en la cocina ofrendas frente a su retrato pegado en la pared. Se cre�a que si el D�os del Hogar iba al cielo a rendir cuentas de su labor despu�s de comer dichos manjares, podr�a hablar bien del amo de esa familia.

Durante la fiesta, a la gente sencilla le agrada adornar sus viviendas con estampas del A�o Nuevo que representan escenas festivas y de enhorabuena. A la gente tambi�n le encanta pegar d�sticos primaverales a ambos lados de la puerta para manifestar su deseo de una vida feliz, en ellos se escriben con pincel frases de felicitaci�n en tiras de papel rojo.

La noche anterior a la Fiesta de Primavera, es decir la Noche Vieja, es el momento m�s importante de la reuni�n familiar en medio del paladeo de la exquisita cena. Luego, los familiares se sientan a conversar o se divierten hasta romper el alba, a esto se lo llama "Velar durante la v�spera del A�o Nuevo". A las cero horas se comienza a encender petardos para decir adi�s al A�o Viejo y dar la bienvenida al entrante. A la ma�ana siguiente se intercambian visitas entre amigos o parientes para desearse feliz a�o nuevo.

 

Fiesta de los Faroles

Otra fiesta de car�cter nacional es la de los Faroles, que se celebra el d�a 15 del primer mes lunar y corresponde a la primera noche de luna llena despu�s de la Fiesta de Primera. En esta fiesta se presentan muchos programas folkl�ricos tales como desfiles de zancos y danzas del drag�n.

El drag�n que aparece en la Fiesta de los Faroles se compone de nueve a doce segmentos, unidos por telas, que son cargados por portadores que llevan linternas colgantes: �stos, a medida que el drag�n avanza, agitan en uno y otro extremo las linternas imitando el contorneo sinuoso del animal. Adem�s de este espect�culo, son tambi�n ampliamente acogidas la danza de leones y la del bote de tierra.

Una comida t�pica en esta fiesta es la bola de arroz glutinoso con rellenos dulces o carne. Como son redondas y compactas, representan la s�lida reuni�n familiar.

En la noche de esta fiesta, se organizan, en muchas ciudades, exhibiciones de faroles y se celebran veladas de acertijos. Escritos en papeles, �stos se cuelgan en las linternas y su soluci�n da lugar al otorgamiento de premios. En el campo se festeja con fuegos artificiales, desfiles de zancos, juegos de columpio y yangge (una danza folkl�rica muy popular en el norte de China)

 

Fiesta del Medio Oto�o

La Fiesta del Medio Oto�o se celebra el decimoquinto d�a del octavo mes del calendario lunar y debe su nombre a que cae precisamente a mediados de oto�o. Ese d�a los chinos tenemos la costumbre de contemplar la luna llena de la noche y comer la torta lunar.

Esta costumbre data, entre otras, de una historia de m�s dos milenios. En la antig�edad, para rogar a la divinidad celestial buenas cosechas, los soberanos sol�an efectuar interpretaciones musicales dedicadas a la luna en una noche del mes octavo. Como en lo referente a la luna no hay mejor noche que la de luna llena, esa noche siempre fue la del d�a quince. De ah� se form� poco a poco entre el pueblo el h�bito de contemplar la luna llena en el mes octavo.

En China hay un dicho popular que reza textualmente as�: al mediar el oto�o es cuando m�s brilla la luna.

El h�bito de comer torta de luna en esta fiesta tiene una historia bastante larga. Seg�n se dice, los gobernantes de la dinast�a Yuan, a fin de asegurar su dominio, impon�an la orden de que cada diez familias usaran un solo cuchillo en su vida cotidiana, as� la gente quedaba sin otras armas de metal si quer�an levantarse en rebeli�n. Adem�s, estos mongoles, a quienes los han llamaban Dazi, perpetraban toda clase de maldades. Los habitantes, hartos ya de las injusticias, decidieron sublevarse; para ello, los organizadores concibieron la idea de promover a los vecinos a regalarse mutuamente tortas de luna en v�speras de la fiestas de oto�o. Dentro de las tortas se pon�a una peque�a octavilla con las siguientes palabras: actuemos en conjunto el 15 del octavo mes para matar a los Dazi y acabar con la dinast�a Yuan. Esta fue la forma como los insurrectos citaron a los vecinos el levantamiento que se propon�an. Despu�s, esta pr�ctica de obsequiar tortas entre el pueblo en v�speras de la fiesta se ha mantenido como una costumbre. Aparte, como la torta lunar es redonda, representa la reuni�n familiar, adem�s de la felicidad y satisfacci�n completa.

Con el transcurso del tiempo se hace cada vez mejor la torta lunar y se ha convertido en un manjar exquisito. Como relleno se usan muy diversas cosas, tales como pur� de azufaifa, pipas y pepitas, nuez, pur� de soya roja, az�car, cacao, chocolate, s�samo, jam�n, etc..

A los ojos de los chinos, la luna es bella, as� han inventado muchas leyendas mitol�gicas sobre ella. Entre el pueblo se difunde el cuento de que en la luna vive una dama, que era esposa de Hou Yi, un personaje mitol�gico que derrib� con sus flechas nueve de los diez soles que exist�an en su tiempo perjudicando los cultivos. La reina de la corte celestial, para premiarlo, le dio un remedio capaz de hacerlo inmortal; pero la dama, conocida con el nombre Change, lo prob� a espaldas de �l, y como consecuencia, despeg� de la Tierra volando hasta la luna y se qued� all� para siempre. Seg�n la leyenda, la dama pas� a ser due�a del Alc�zar de la Luna donde hay un conejo de color de jade que la acompa�a y machaca materias medicinales todos los d�as. Adem�s del animal se ve�a un �rbol que se llama osmantus, �ste mide 1500 metros de alto. Debajo de este �rbol, Wu Gang, otro personaje mitol�gico, no cesa de cortarlo, trabajo impuesto como castigo por sus pecados cometidos.

En esta noche la luna aparece en todo su esplendor y la familia entera se re�ne para contemplarla mientras degusta la torta lunar. Si alg�n familiar est� disperso por los cuatro rincones del pa�s, los dem�s suelen recordarlo evocando los versos del gran poeta Su Shi(1037-1101) que se leen as�:

Ojal� mi ser querido sano y salvo,

en este momento comparta conmigo la luna,

aunque nos separa una distancia de mil li.

 

Fiesta del Bote de Drag�n

La Fiesta del Barco de Drag�n se llama tambi�n Fiesta del Doble Cinco porque corresponde al d�a cinco del quinto mes del calendario lunar chino. Se celebra esta fiesta para honrar la memoria del gran poeta patri�tico Qu Yuan(339-278 a.n.e.), en aquel entonces China se encontraba en el Per�odo de los Reinos Combatientes.

Qu Yuan era cortesano del Reino Chu desempe�ando el cargo Zuotu. El se pronunciaba por aliarse con los otros reinos para resistir al Reino Qin y propon�a con frecuencia algunas reformas al soberano. De esta manera fue acusado ante el monarca por gente intrigante y finalmente el soberano orden� su destierro. Sin embargo, sigui� preocup�ndose por el porvenir de su patria. Iba a menudo a pasear cerca de un pozo y miraba en la superficie del agua su enclenque fisonom�a. Este pozo fue denominado en la posterioridad "pozo-espejo", que se ha conservado hasta hoy d�a en su pueblo natal.

Cuando Qu Yuan supo que la capital de su reino hab�a ca�do en manos de las tropas del Reinos Qin, el dolor que sinti� lleg� al colmo. Lleno de indignaci�n y tristeza se tir� al R�o Miluo el d�a 5 del quinto mes del mismo a�o.

Dice la leyenda, que al enterarse de la muerte del gran poeta la poblaci�n que viv�a a ambas orillas, abrigando sentimientos de profundo dolor, se embarcaron en botes de forma de drag�n con la esperanza de rescatar su cad�ver en el r�o, pero todos sus esfuerzos resultaron en vano. En ese momento alguien propuso una ingeniosa idea de que echaran al r�o gran cantidad de arroz para cebar a los peces a fin de que �sos no mordiesen el cuerpo del poeta.

 

Con los a�os transcurridos la gente conmemora esta fecha en dos formas: efectuar competencias deportivas remando en botes de forma de drag�n. Este deporte de car�cter divertido y conmemorativo suele efectuarse en el sur de China donde abundan r�os y lagos; otra forma es paladear Zongzi. Zongzi es una comida parecida al tamal, que se prepara con arroz glutinoso, envuelta en hojas de bambu o de ca�a.

 

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