GUATEMALA: CARACTER�STICAS SOCIOEDUCATIVAS Y CULTURALES  

 

 

Datos Generales

 

 

 

 

 Informaci�n de base sobre el pa�s 

Superficie (km2)

108 890

Poblaci�n (2000)

11 385 000

Nombre oficial del pa�s

La Rep�blica de Guatemala

Regi�n

Am�rica Latina

Tipo de econom�a

Econom�as de ingreso medio-bajo

Producto interno bruto por habitante (2000)

US$ 1 659

Porcentaje de la poblaci�n por debajo de la l�nea nacional de pobreza (1989)

57,9

Indice de desarrollo humano, IDH (1999)

0,626

Posici�n del IDH sobre 162 pa�ses 1999)

108

 

 

Geograf�a

Guatemala es un pa�s del istmo centroamericano, limita al N y al O con M�xico, al E con el territorio de Belice, el mar Caribe y Honduras, al SE con El Salvador y al S con el oc�ano Pac�fico. El relieve de Guatemala tiene su origen en el terciario y est� formado por mesetas, monta�as y volcanes que alternan con profundos valles y depresiones. El conjunto es una prolongaci�n de la Sierra Madre de Chiapas y tiene una doble entrada: la Sierra de Cuchumatanes, al N, entra hasta el valle de Chixoy; se trata de un sistema de rocas sedimentarias que se elevan por encima de los 3 000 m en los Altos Cuchumatanes y alcanza la m�xima altura en los 3 800 m del pico Chemal.

Al E del Chixoy se extiende el sistema de Verapaz, que sigue el departamento de Izabal y bordea la depresi�n del lago Izabal (N) para terminar en el golfo de Honduras. Los Montes Mayas son un ramal de la Sierra de Cham� y terminan en el r�o Belice.

La Sierra Madre es el segundo de los ramales en que se prolonga la Sierra Madre de Chiapas; tiene una direcci�n SE, desde el departamento de San Marcos, cruzando el de Chiquimula hasta adentrarse en Honduras. Las alturas son menores que las del otro eje, con una media de 1 500 m en la Altiplanicie Central, la zona de m�s alta densidad poblacional de todo el estado. Entre los valles de Chixoy y Polochic (N) y de Motagua (S) se suceden, bordeando el lago de Izabal por el flanco S, hasta el Atl�ntico, las sierras de Chuac�s, las Minas, del Mico, de la Estrella y de San Gil. La Sierra Madre desciende de modo abrupto hasta el Atl�ntico, despu�s de atravesar el eje volc�nico guatemalteco-salvadore�o; en el lado O se encuentran los conos de Tajumulco (4 211 m), Tacan� (4 064 m) y, en el centro, los de Acatenango (3 960 m), Fuego (3 835 m) y Agua (3 752 m). Al pie de esta �rea volc�nica se abre la llanura del Pac�fico; el litoral presenta costas rectil�neas.

Las condiciones clim�ticas est�n determinadas por la latitud y la altitud. En la capital, las temperaturas medias oscilan entre los 17� y 20�C. Las tierras calientes, hasta 700 m, registran medias entre 23� y 32�C en las llanuras costeras y valles fluviales de la vertiente atl�ntica; las tierras templadas del Altiplano, entre 700 y 1 800 m, tienen medias de 18� a 25�C; las tierras fr�as acusan las oscilaciones diurnas y estacionales, con temperaturas medias entre 15� y 25�C. La pluviosidad es m�s intensa en el Atl�ntico, donde act�an los vientos h�medos del Caribe que prolongan la estaci�n h�meda, habitualmente comprendida entre mayo y octubre. Las precipitaciones, del orden de los 4 000 mm anuales, son menos intensas en el Pac�fico, donde la estaci�n seca dura m�s. La vegetaci�n ofrece tres aspectos: tropical de selva h�meda, en las costas, de tierras calientes; la vegetaci�n atl�ntica, de bosques de maderas preciosas; la sabana, que aparece en zonas del interior; la vegetaci�n semitropical prospera en alturas de hasta 1 800 m, y por encima de ellos crecen las con�feras, encinas y helechos arborescentes.

La red hidrogr�fica presenta dos vertientes: la del Pac�fico, de r�os cortos y de poco caudal: hay que se�alar el Suchiate, que comparte frontera con M�xico; el Tilapa, Samal�, Madre Vieja, de los Esclavos y Paz, fronterizo con El Salvador, todos ellos inferiores a los 150 km. En la vertiente atl�ntica desembocan r�os m�s largos y caudalosos: el Montagua cruza la regi�n central y desemboca en el golfo de Honduras; el Polochic vierte sus aguas en el lagos Izabal; el Usamacinta, por su parte, recibe las aguas del Chixoy y el Pasi�n. Los lagos son numerosos, destacando el Izabal y el G�ija, compartido con El Salvador.

 

Poblaci�n

Por lo que se refiere a la poblaci�n, Guatemala tiene m�s habitantes que cualquier otro pa�s centroamericano. A lo largo del pasado XX siglo dobl� varias veces su poblaci�n, desde los 1 300 000 hab. hasta los cerca de 9 millones actuales. El 50 % son ind�genas puros: destaca el grupo de los mayaquich�s, organizados en peque�as comunidades y dedicados a la agricultura de subsistencia. El 30 % son mestizos y el resto criollos; �stos forman el grupo ladino, representantes de la sociedad urbana. E

 

J�venes indias mayas de Tic�n

Existe un peque�o n�cleo de ascendencia africana, en la zona del Caribe.

 

La distribuci�n es desigual. La mayor concentraci�n se registra en el Altiplano, donde se localizan los departamentos de Guatemala, Sacatep�quez y Quezaltenango. Guatemala se fund� en 1776, como capital de la Capitan�a General, despu�s del terremoto que asol� Antigua Guatemala. Sufri� los terremotos de 1917 y 1918 cuando ya era capital del estado independiente. La ciudad presenta un plano geom�trico con edificios de poca altura. Especializada en el sector servicios (comercial y financiero), acoge tambi�n la mitad de las industrias. Quezaltenango, la segunda ciudad del pa�s, est� situada a orillas del r�o Samal� y al pie del volc�n Santa M�nica. Es centro comercial y financiero y la principal �rea de producci�n de caf�. Escuintla es el tercer n�cleo urbano de inter�s. Se halla dentro del eje volc�nico, en el valle de Guacalate.

El Pet�n es el mayor departamento del estado; ocupa el 33 % del territorio. Sin embargo, su �ndice de poblaci�n es de los m�s bajos (5 % de la poblaci�n). Entre los ss. IV y X, en El Pet�n floreci� la civilizaci�n maya, que dej� huellas en Uaxact�n, Tikal y Piedras Negras. Es la reserva forestal de Guatemala. Por �ltimo, Antigua Guatemala, capital del departamento de Sacatep�quez, fue anteriormente Santiago de los Caballeros de Guatemala. Sede de la Capitan�a general (1527), fue destruida por el volc�n Agua y reconstruida en 1542 una nueva capital, Santiago, cerca de la que llamaron Ciudad Vieja. Cuando el terremoto de 1773 destruy� Santiago, se construy� Nueva Guatemala, la actual capital, quedando Santiago con el nombre de Antigua Guatemala.

 

 

Econom�a

uatemala posee importantes industrias de az�car, cemento y papel, as� como una refiner�a de petr�leo. La base de la econom�a del pa�s es la agricultura, que ocupa al 52 % de la poblaci�n activa y proporciona el 25 % de los ingresos del pa�s; el 11 % de la superficie total corresponde a terreno cultivable. El principal producto comercial es el caf�, cultivado en medianas y grandes plantaciones, situadas en las laderas del O, que reciben cada a�o a los trabajadores temporeros (cuyas peque�as explotaciones tienen un rendimiento insuficiente para el mantenimiento de sus familias); la ca�a de az�car, el algod�n y el banano (6 % de las exportaciones) son otros cultivos industriales, seguidos a distancia por el cacao y el tabaco. E.U.A. posee el monopolio de la producci�n y comercializaci�n del banano, para cuyo cultivo emplea mano de obra asalariada.

La agricultura de subsistencia ocupa a los ind�genas que tienen en el ma�z, fr�joles, trigo y sorgo sus productos preferentes. Guatemala posee una gran riqueza forestal, especialmente en la zona de El Pet�n, con maderas de cedro y caoba; en las explotaciones de caucho se obtiene el l�tex. En lo referente a la ganader�a, los pastos permanentes suponen el 9 % del territorio del pa�s. La caba�a se compone de bovinos, porcinos, ovinos y aves de corral. Los excedentes c�rnicos se destinan a la exportaci�n.

La pesca tiene una incidencia econ�mica m�nima y se realiza con m�todos primitivos. La miner�a no proporciona grandes ingresos y �stos derivan de la extracci�n de petr�leo, cobre, zinc, platino, plata, feldespato, esta�o, cromo, hierro, titanio y manganeso. La actividad industrial ocupa al 17 % de la poblaci�n activa y se centra en la transformaci�n de productos agropecuarios. Guatemala posee una refiner�a de petr�leo, una acer�a, f�bricas de cemento y textiles. La econom�a depende en exceso de las oscilaciones de precios del mercado internacional, como reflejo del colonialismo econ�mico derivado de un sistema de libre mercado sin control.

La industrializaci�n est� lejos de su punto �ptimo, pues su desarrollo obedeci� a impulsos relacionados con las exportaciones. Despu�s de la Segunda Guerra Mundial, Latinoam�rica trat� de crear una industria autosuficiente. Guatemala presenta uno de los �ndices de pobreza m�s elevados de la regi�n, con una mayor�a de poblaci�n por debajo de los niveles de subsistencia. La burgues�a es propietaria de las peque�as industrias nacionales mientras que las de mayor tama�o pertenecen a compa��as estadounidenses.

En lo que se refiere al comercio exterior, la econom�a guatemalteca est� volcada a las exportaciones: E.U.A. es el primer cliente y proveedor, seguido de Jap�n, la UE y el Mercado Com�n Centroamericano. Los principales productos exportados son caf�, algod�n, carne, bananas y petr�leo.

En cuanto a los transportes, la red de carreteras es algo superior a los 18 000 km. La Empresa estatal de Ferrocarriles de Guatemala comparte con algunas compa��as privadas el suministro de transporte ferroviario. La Autopista Panamericana pasa por Quezaltenango, eje de comunicaciones entre la costa del Pac�fico y la capital, Guatemala, que es, por su parte, el eje de comunicaciones del pa�s. En los puertos de Santo Tom�s de Castilla, Puerto Barrios y Mat�as de G�lvez, en el Atl�ntico, tiene lugar el grueso del transporte mar�timo. En el Pac�fico destacan Puerto Quetzal y Champerico. Los aeropuertos de Guatemala y El Pet�n est�n abiertos al tr�fico internacional.

 

 

Historia

Guatemala form� parte, con El Salvador, Honduras, Belice, Yucat�n y Chiapas, de la civilizaci�n maya, desde el 3000 a C hasta la llegada de los europeos. Exist�an varios territorios independientes en el momento de la conquista espa�ola. Desde el s. XI la llegada de pueblos del �rea mexicana propici� la formaci�n de una nueva civilizaci�n maya, la quich�.

La conquista espa�ola, al mando de Hern�n Cort�s, tuvo su inicio en 1523 y concluy� a principios del s. XIX, cuando los espa�oles pudieron hacer frente a la resistencia concentrada en El Pet�n. En 1524 se fund� la primera capital espa�ola, Iximch� (hoy Tecp�n), y se traslad� a Ciudad Vieja; m�s tarde a Santiago de los Caballeros de Guatemala (hoy Antigua Guatemala), cuya jurisdicci�n depend�a del virreinato de Nueva Espa�a. La colonizaci�n se caracteriz� por la dureza de los m�todos y el aislamiento de la metr�poli. Las encomiendas guatemaltecas sirvieron de punto de partida de expediciones hacia Chile y Per�, lo que signific� el abandono de m�s del 70 % de los espa�oles que habitaban Santiago. Las relaciones econ�micas con los ind�genas establec�an que �stos conservaran parte de sus tierras, cuyo producto serv�a para pagar a los �rganos de poder (�alcaldes de indios�, p�rrocos, etc.).

La Iglesia acrecent� su influencia en la defensa de los indios, en la que destac� fray Bartolom� de las Casas, obispo de Chiapas. Guatemala fue di�cesis (1534), luego Audiencia (1543) y arzobispado en 1743. Diferentes �rdenes religiosas desempe�aron un significado papel civilizador: introducci�n de la imprenta y del cultivo de trigo y hasta se ocuparon de las gestiones de �ndole comercial, si bien lo m�s relevante fue el monopolio del cr�dito, hasta el s. XIX. La riqueza de las encomiendas estaba vinculada al a�il y el cacao, productos de exportaci�n.

El s. XVIII fue el despertar pol�tico y de la polarizaci�n de propuestas pol�tico-econ�micas que emanaban de las sociedades de Cosecheros de A�il, defensores del librecambismo, y el Real Consulado de Guatemala, adalides del proteccionismo. Al terremoto de 1773 le sucedi� un per�odo de enriquecimiento ligado a la reconstrucci�n de la capital. El negocio del textil estuvo en auge hasta la invasi�n de los tejidos brit�nicos, que se vio favorecida por la tendencia librecambista. La presencia brit�nica en el territorio de Belice, que se convertir�a en foco de contrabando, no hizo m�s que agravar la situaci�n econ�mica de Guatemala.

Entre 1808 y 1820 se sucedieron las rebeliones de campesinos ind�genas, artesanos, oficiales de baja graduaci�n y presb�teros criollos, lo que finalmente derivar�a hacia la proclamaci�n de la independencia, en 1921. Los mayores beneficiarios de la nueva situaci�n fueron el estamento militar y los miembros de la Real Sociedad de Cosecheros. La decisi�n de anexionarse al imperio mexicano era el punto medio entre la independencia absoluta, querida por los liberales, y la dependencia de la metr�polis, que interesaba a los reformistas. El clero, la aristocracia y la clase acomodada se manifestaron partidarios de la dominaci�n espa�ola. Guatemala se incorpor� a la confederaci�n de Provincias Unidas de Centroam�rica, donde no faltaron enfrentamientos entre liberales y la oligarqu�a. Mantuvo el llamado habilitamiento que hac�a obligatorio el trabajo del indio.

En 1829, despu�s de la guerra civil que ocup� la capital con tropas de otras provincias, la jerarqu�a religiosa, que hab�a instigado el enfrentamiento, vio confiscados sus bienes. Entre 1829 y 1839 se aplicaron medidas de reforma agraria, como la absoluci�n de bald�os, realengos y comunales, as� como la carga de impuestos que gravaban a las clases populares, medidas que engendraron un movimiento hostil contrario al gobierno. En 1838, Rafael Carrera entr� en la capital. Un a�o despu�s, Guatemala se separ� de la Confederaci�n de Provincias Unidas. En 1847 se promulg� la constituci�n que sustitu�a la de 1824 y a la de la Rep�blica de Guatemala. Carreras, que gobern� desde 1839 hasta 1865 de modo dictatorial, promovi� la reconciliaci�n con la Iglesia mediante concesiones econ�micas y entreg�ndole el monopolio de la ense�anza. La econom�a mejor� y la moneda, el peso carrere�o, se estabiliz� en paridad con el d�lar.

A la muerte de Carreras, los liberales (J. Rufino Barrios, M. Garc�a Granados) trataron de expulsar del poder a los gubernamentales. En 1872 Garc�a Granados alcanz� la presidencia, cargo que mantuvo hasta 1873, fecha en que la Asamblea Constituyente design� al general Barrios como presidente. Durante su mandato, de talante dictatorial, llev� a cabo importantes medidas legislativas y en lo econ�mico favoreci� a las clases privilegiadas mediante una serie de concesiones que, a la larga, ahondaron las diferencias sociales; adem�s, debido al ineficaz sistema fiscal, forz� al gobierno a endeudarse con pr�stamos ruinosos para financiar las guerras contra El Salvador y Honduras. El mandato de M. Estrada Cabrera (1898-1920) estuvo a merced de las presiones de los bancos, que obtuvieron permiso para emitir moneda sin respaldo met�lico, dando lugar a peligrosas fluctuaciones cambiarias. A este per�odo corresponde la primera intervenci�n estadounidense en la zona.

En 1921, Guatemala, El Salvador y Honduras formaron una Confederaci�n que la primera abandonar�a un a�o despu�s. El general J. Ubico gobern� de 1921 a 1944, fecha en que dimiti� en respuesta a la presi�n ejercida por los estudiantes y militares disconformes con su gesti�n (revoluciones de octubre). En diciembre de 1944, las elecciones dieron el triunfo a Juan Jos� Ar�valo, quien inaugur� un per�odo reformista que continu� J. Arbenz Guzm�n (1951-1954), del Partido de Acci�n Revolucionaria, hasta la intervenci�n del sector derechista del ej�rcito, encabezado por C. Castillo Armas. El pretexto fue erradicar las tendencias comunistas, pero el motivo de fondo eran las expropiaciones de las propiedades estadounidenses llevadas a cabo por Ar�valo. La CIA financi� el golpe de Castillo Armas, quien impuso un r�gimen policiaco y suspendi� dichas expropiaciones, obteniendo a cambio un impuesto del 30 % sobre los beneficios de las plantaciones.

La constituci�n de 1956 restituy� los derechos suprimidos en 1871. A Castillo Armas, asesinado en 1957, sigui� el gobierno de L.A. Gonz�lez y del general M. Id�goras Fuentes. En 1962 Guatemala firm�, junto a Honduras, El Salvador y Nicaragua, el Tratado de Integraci�n Econ�mica Centroamericana. Tras un nuevo golpe de estado en 1963, el coronel E. Peralta prepar� el camino a una presidencia civil con la participaci�n de cuatro partidos, convocando elecciones en 1966 que gan� J.C. M�ndez Montenegro. Durante su gobierno proliferaron las acciones de grupos terroristas de tendencia trotskista y comunista, reunidos en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, acciones que fueron contestadas por grupos ultraderechistas.

En las elecciones de 1970 triunf� la coalici�n derechista del Movimiento de Liberaci�n Nacional con el Partido Institucional Democr�tico. Cuatro a�os despu�s, bajo acusaciones de fraude, gan� K. Laugelud Garc�a a la oposici�n del democristiano E. R�os Montt. En 1976 un terremoto afect� a todo el pa�s, causando m�s de 20 000 muertos y dejando sin hogar a un mill�n de personas. En 1977 las negociaciones con Gran Breta�a por la independencia de Belice fueron causa de violencia terrorista. Todos estos factores crearon un clima de agitaci�n en las elecciones de 1978, de las que salieron vencedores los candidatos de la coalici�n derechista, generales F. Romeo Lucas y F. Villagr�n Kramer. Entre 1978 y 1982 murieron asesinadas varias figuras de la pol�tica nacional, entre ellos el ex-vicepresidente E. C�ceres y el l�der del Frente Unido Revolucionario, J. Jim�nez Cajas. En un a�o, de julio de 1978 a junio de 1979, se cometieron m�s de 1 300 asesinatos pol�ticos.

Las elecciones de 1982 llevaron al poder al candidato del nuevo grupo de centroderecha, general. A. An�bal Guevara (Frente Democr�tico Popular); los candidatos derrotados reclamaron la anulaci�n de las elecciones. En marzo, un sector del ej�rcito, liderado por el general. E. R�os Montt, provoc� un golpe militar incruento con el prop�sito de restaurar la democracia. En junio, R�os Montt disolvi� la junta para asumir en solitario la presidencia y el mando militar, pero en agosto de 1983 el mismo ej�rcito le apart� del poder, en respuesta a sus propuestas de atajar la corrupci�n e impulsar reformas econ�micas, imponiendo en su lugar a O.H. Mej�a, quien manifest� la intenci�n de preparar el paso a un gobierno de civiles.

En 1984 se celebraron nuevas elecciones, con 17 partidos aspirantes a la Asamblea Constituyente. Se redact� una ley b�sica, siguiendo el patr�n de la de 1965, aprobada en 1985. El Partido Dem�crata Cristiano gan� por una estrecha mayor�a llevando al poder a Cerezo Ar�valo, primer presidente civil desde 1970. La acci�n de las guerrillas (Fuerzas Armadas Rebeldes y Movimiento 13 de Noviembre) alcanz� a las ciudades. En 1981 los principales movimientos se unificaron en el grupo llamado Unidad Revolucionaria Nacional de Guatemala, al que el gobierno pretendi� neutralizar organizando patrullas de defensa civil, integradas por un mill�n de hombres. Los rebeldes trataron de formar un pasillo entre Guatemala y la frontera mexicana, pero el gobierno logr� reducir la operatividad guerrillera.

En 1986 el presidente Cerezo manifest� la voluntad de iniciar negociaciones, que tuvieron una primera fase de tanteo en las conversaciones de Madrid, en 1987. El ej�rcito continu� ostentando el poder desde la retaguardia, como qued� demostrado al obligar a cancelar la reuni�n que deb�a celebrarse en Costa Rica en busca de un acuerdo de paz con las guerrillas. En 1991, el candidato del Movimiento de Acci�n Solidaria, Jorge Serrano El�as, gan� las elecciones para liderar un gobierno que deb�a enfrentarse a los problemas de una econom�a en permanente precariedad, las dificultades derivadas de los abusos militares, las negociaciones con la guerrilla (obstaculizadas por la exigencia del ej�rcito de mantener conversaciones s�lo despu�s del abandono de las armas) y el problema reciente y de mayor gravedad, el narcotr�fico. La cuesti�n de los desaparecidos --203 desaparecidos y 304 personas asesinadas por los escuadrones de la muerte-- provoc� la suspensi�n de la ayuda americana, que exigi� la investigaci�n de los abusos militares.

En las �ltimas negociaciones con la guerrilla (1992) �sta dio a conocer sus exigencias: mayor participaci�n de civiles en los asuntos nacionales, protecci�n de los derechos de los pueblos ind�genas, repoblaci�n de las comunidades deshechas por la guerra, reformas socioecon�micas y reformas constitucionales. Las relaciones exteriores de Guatemala estuvieron determinadas en los �ltimos a�os por el conflicto sobre el territorio de Belice, independiente desde 1981, motivo de enfrentamiento diplom�tico con el Reino Unido, lo que exigi� la intervenci�n del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

El gobierno de Cerezo Ar�valo intent� una pol�tica de conciliaci�n con la reanudaci�n de relaciones diplom�ticas en 1986, si bien en 1990 volvieron a plantearse conflictos por este tema. En mayo de 1993 el presidente Serrano dio un autogolpe asumiendo todos los poderes y suspendiendo la Constituci�n, para evitar ser procesado por corrupci�n. Ante la falta de apoyo del ej�rcito y la presi�n internacional, Serrano renunci� a su cargo y Ramiro de Le�n Carpio fue votado por el Congreso nuevo presidente del pa�s. En las elecciones de agosto de 1994, el partido derechista Frente Republicano Guatamalteco (FRG), liderado por el general Efra�n R�os Mont, se impuso holgadamente con el 32 % de los votos. La elevad�sima abstenci�n -79 %- indica el grado de desvertebraci�n social que todav�a sufre este pa�s.

 

Cultura

La Literatura

La literatura guatemalteca de tradici�n hisp�nica tuvo un arranque tard�o. En el s. XVII destaca la obra de fray Diego S�enz Ov�curi (Tomasiada, 1677); en el XVIII adquirieron renombre R. Garc�a Goyena y fray Mat�as de C�rdoba. En las primeras d�cadas del siglo se difundi� el peri�dico La gaceta de Guatemala (1729). Jos� Batres Mont�far escribi� los primeros versos de tono nacionalista (Tradiciones de Guatemala) en los mismos a�os en que daba a conocer sus escritos el libelista Antonio Jos� de Irisarri.

El romanticismo tuvo una plasmaci�n literaria tard�a, a trav�s de los poemas del espa�ol Fernando Velarde, admirador de V�ctor Hugo, para culminar en Domingo Estrada, que fue tambi�n traductor. Jos� Milla y Vidaurre fue la figura eminente de la literatura decimon�nica. El modernismo conoci� la influencia directa de Rub�n Dar�o en el poeta y novelista M�ximo Soto Hall y en E. G�mez Carrillo, autor de cr�nicas period�sticas. Introdujeron notas psicol�gicas en la concepci�n del personaje los novelistas R. Ar�valo Mart�nez, Flavio Herrera y C. Wyls Ospina, que combinaron esta tarea con su producci�n po�tica, caracterizada por la b�squeda vanguardista, dentro de una corriente de transici�n desde el modernismo.

La novela realista, representada por C. Samayoa Chinchilla, se vio enriquecida por elementos de la mitolog�a ind�gena. Miguel �ngel Asturias, premio Nobel en 1967, abri� camino al reconocimiento de un estilo que tambi�n cultivaron, en forma de relato, M. Monteforte Toledo, A. Monterroso y Guillermo Noriega Morales, entre otros.

 

Arte

Los estudiosos distinguen tres per�odos en la evoluci�n del arte de la cultura maya: el llamado precl�sico, anterior al s. III, est� representado por pir�mides coronadas por templos, localizado en las zonas arqueol�gicas de Tikal, Uaxact�n, Piedras Negras y Quirigu�. Del per�odo cl�sico se conservan restos arquitect�nicos, ciudades fortificadas y pir�mides; se localizan en las tierras altas, Kaminaljuy�, Mixcoviejo, Zaculeu y Chutixtiox. El per�odo poscl�sico revela la influencia mexicana, notable en las esculturas.

La conquista espa�ola aport� el estilo mud�jar; en Antigua se conservan vestigios (Ayuntamiento, Capitan�a) de edificios que destruy� el terremoto de 1773. Uno de los monumentos claves de la ciudad, fechado en torno a 1750, es la Iglesia de la Merced. Jos� de Porres (1638-1703) dej� su nombre ligado a la ciudad de Antigua. De Porres es el autor de la fachada de Santa Teresa; su obra expresa un gusto manierista en la evocaci�n de edificios andaluces. Diego de Porres dej� huellas de su creatividad en la primera mitad del siglo XVIII; fue el introductor de una nueva concepci�n pl�stica de las paredes: a partir del terremoto, los muros de las iglesias ganaron en espesor, cuyo efecto ser�a compensado con una mayor riqueza decorativa, a fin de imprimir sensaci�n de ligereza. Jos� Manuel Ram�rez domin� la segunda mitad del siglo; es el autor de la Universidad de Antigua, reconocida por sus claustros de pilares macizos.

Arquitectura t�pica en la ciudad de Antigua

La escultura recogi� la influencia del barroco en la producci�n de Alonso de Paz, Anton�n de Roda y Juan de Aguirre. La pintura no fue ajena a las ense�anzas de Murillo y Zurbar�n (Antonio de Mont�far, hermanos Lendo). Durante el siglo XIX tuvo relevancia la escultura conmemorativa en el g�nero de retrato. En el s. XX, Guatemala se abri� a la influencia vanguardista europea, realizando una simbiosis con el sustrato ind�gena (escultura de Rodolfo Galeotti Torres; R. Gonz�lez Gorry). En pintura, Carlos Valent� y Rafael Rodr�guez recogieron la influencia impresionista. La figura sobresaliente es Carlos M�rida, pintor de composiciones llenas de dinamismo.

 

M�sica

Es notable la influencia del sustrato precolombino en las danzas guatemaltecas. La influencia espa�ola es tambi�n patente, seg�n revelan las recopilaciones folcl�ricas, en los nombres y formas de las danzas: de la conquista; Rabinal-Ach�; El venado; El torito. Los instrumentos caracter�sticos del pa�s son la chirim�a, que forma d�o con el tun o tunkul; la ocarina, el tzijolaj y el gojom. Fray Juan Zambrano introdujo la m�sica europea.

En el s. XVIII se cre� una escuela de m�sica religiosa que tuvo como figuras destacadas a F. Arag�n y a J.T. Guzm�n. El s. XIX fue el del renacimiento musical, particularmente de la m�sica religiosa. Eulalio Samoyoa inici� el repertorio sinf�nico guatemalteco. Lorenzo Morales es el autor de la obertura La Santa Mar�a (1898). A la generaci�n formada en Europa pertenecen J. Gonz�lez y V�ctor Manuel Figueroa. El estudio del folclore interes� a Luis Felipe Arias. Dentro del llamado nacionalismo musical descuellan Jes�s Castillo, compositor de dos �peras, Quich� Virak (1924) y Niet�; Franz Ippish, autor de la Sinfon�a guatemalteca (1941), y Ra�l Paniagua, que busc� inspiraci�n en la m�sica maya. La producci�n actual mantiene el inter�s en las ra�ces precolombinas, en ocasiones combinadas con las tendencias m�s innovadoras (F. Seli�zer, Salvador Ley; J. Orellana). Jos� Casta�eda, music�logo y compositor de vanguardia, es una de las m�s recientes figuras musicales.

 

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