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:: EL PODER SANADOR  DEL PERD�N:
 

Por Lukor.com

El perd�n rompe todas las ataduras de la represi�n y la depresi�n. Libera la psique de los lazos del pasado. De hecho, yo considero al perd�n como la esencia de la psicoterapia.

Como seres humanos que somos, todas nuestras limitaciones provienen de nuestra psique herida. Esta herida puede haber sido intencional o accidental, pero el hecho es que menoscaba nuestra vitalidad. La cuesti�n es que, si ha sido lo suficientemente grave, el trauma invade toda nuestra vida... y la arruina.

Somos criaturas dise�adas para absorber y transmitir amor, y cuando resultamos v�ctimas de un acto ofensivo, cuando algo o alguien ensombrece nuestra capacidad de amar, sangramos.

Los territorios en guerra, las c�rceles, las instituciones mentales, son los sitios donde se re�nen los heridos. All� es donde la sociedad env�a sus almas rotas. Aquellos que recuperen su capacidad de amar, emerger�n de esos lugares de desolaci�n. Quienes conserven la amargura, nunca saldr�n de esas prisiones, aunque hayan sido liberados f�sicamente.

Las personas que se mantienen enteras est�n consagradas a su capacidad de amar. No son capaces de matar, herir, da�ar o mutilar a otro porque no han perdido su poder de ponerse en el lugar del otro. No utilizan su ideolog�a para hacer da�o a los dem�s, no importa cu�n arraigada pueda estar esa ideolog�a en sus tradiciones. Ninguna ideolog�a supera a sus ideales de amar y servir al pr�jimo.

La cura para superar las heridas ps�quicas es el perd�n. Cuando perdonamos, expresamos compasi�n y liberamos nuestra bondad. Cuando usted perdona, el poder de su amor se extiende para sanar la imagen, el recuerdo o a la persona misma que da�� su autoimagen en el pasado y que le inculc� la falsa convicci�n de que usted se hallaba disminuido, debilitado y apresado.

Los que han sido heridos, a su vez devuelven el golpe hiriendo a otros. Extienden sobre otros la sombra de su propia pena. Desperdigan el desamor que parte de su psique maltratada. Se convierten en hilos conductores del veneno que ellos mismos odian.

Toda forma de malicia, mala voluntad y crueldad disfrazada bajo el nombre de alg�n noble ideal, surge de aquellos que hablan en nombre de su propia rectitud; la crucifixi�n de Cristo no habr�a ocurrido jam�s de no ser por el sentido distorsionado de lo que es correcto que ostentaban sus perseguidores.

Si una acci�n es cruel, no hay nada en el mundo que la justifique, puesto que hacer da�o a otros es da�arnos a nosotros mismos. Sembramos pena a nuestro paso. Derramamos dolor ante nosotros.

�C�mo perdonar lo imperdonable? �C�mo desprender el cuchillo de la mala voluntad clavado en nuestros corazones? �C�mo liberarnos del resentimiento que nos ha atormentado durante a�os?

Puede hacerlo comprendiendo que el perd�n es curativo para usted. Corta las amarras del karma. Es un acto de amor a s� mismo. El perd�n cura la pena, trae reconciliaci�n a lo que se ha quebrado dentro de uno, y hace posible la sanaci�n.

Un acto de perd�n uede ser silencioso. De hecho, tiene poco que ver con la otra persona. No importa si �sta se entera o no de la liberaci�n que usted experimenta cuando se despoja de su ira, alimentada durante tanto tiempo que ya no recuerda ni cu�ndo comenz�.

Cuando usted perdona, libera... se libera a s� mismo. Se libera de sus lazos con la pena. Se libera de la aversi�n que aquel acto doloroso le caus�. Y cuando logra �sto, ocurre algo m�gico: usted se siente libre.

No interesa en absoluto si la otra persona o el suceso penoso merecen su perd�n. Se trata de que usted se desprenda de su propia telara�a de negatividad. Cuando usted perdona, resta�a la herida. Cuando olvida, abre su coraz�n y recobra su capacidad de amar. Y cuando usted aprende a amar, su vida se abre de par en par a un sue�o glorioso. La pregunta nunca es si usted debe o no debe perdonar... en vez de ello, la pregunta siempre ser� �sta: �no se merece ser feliz ahora dejando el pasado atr�s?

 

EL PODER SANADOR DEL PERD�N


 

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